Licencia para soñar

Si. A nosotras nadie nos gana si de leer entrelíneas, análisis semióticos de cada palabra e inflar automáticamente un globito llamado ilusión, se trata. Nuestra cabeza trabaja a mil por hora ni bien identificamos una pizca de interés de parte de una persona que por ahí nos mueve el piso, por ahí nos ronda, o por ahí nos despierta un interés inusual. ¿Cuáles son esas señales que nosotras interpretamos como el permiso para soñar con alguien?
Tenemos licencia para soñar si nos olvidamos de nuestra típica timidez y por ahí mandamos en sms que es respondido, o mas precisamente, respondido con cordialidad, con entusiasmo, con la promesa de un próximo encuentro, o en el mejor de los casos, es respondido con una llamada. No nos entra en la cabeza de que al pata tal vez le caemos bien, le gusta conversar con una, en líneas generales o le simpatizas, o él es educado.

Pero no, la respuesta amigable a un sms es, en nuestro universo semiótico, una señal inequívoca de que le gustamos, de que se nos va a mandar, de que lo ponemos nervioso, de que él es el elegido. Esa contestación que, a lo mejor es una respuesta automática, es una licencia para soñar con el incauto que tuvo la, ahora, mala idea de contestar de forma amable y educada un sms en el que solo le deseábamos buen día.

Tenemos licencia para soñar cuando los medios de comunicación confabulan y nos lo recuerdan cada dos minutos. En la radio suena esa canción que a él le encanta, en la televisión están anunciando esa película que fueron a ver al cine, en el noticiero narran un asalto que ocurrió a cinco cuadras de su casa, seguido de la publicidad de una cadena de pizzas a la que él le encanta ir, y te acabas de dar cuenta de que el galán de la telenovela que ve tu abuelita (y tu como buena nieta la acompañas en el visionado) se llama como él.

Son coincidencias, cosas que pasan en el barrio fino, una curiosidad, pero no, para nosotras eso es señal de que pasa algo. Es el destino que tiene preparada una historia de amor para los dos, un lindo cuento de amor, y tu ya te alucinas contándole a tus nietos la fábula de como conociste al abuelo. La radio, televisión, cable, cine y todos los medios de comunicación conocidos y no conocidos, te dan permiso para soñar y construir una ilusión que no es nada a ciencia cierta.


Tenemos licencia para soñar si publica en su Facebook tu nombre. Digamos que se acordó de ti y ha puesto algo así como ""Fulanita de tal, habla, ¿cuándo unas chelas?" Y tu imaginas que eso en realidad no es una salida cualquiera a tomar unas chelas en alguna cantina de mala muerte, un hueco cerca de la universidad, o el jardín de su casa, eso en verdad es una cita. Te imaginas que te va a llevar a un lugar lindo y súper chic, con vista al mar, una escena digna de película romántica de poco presupuesto. Y dentro de algunos años te llevará nuevamente a ese sitio para pedirte matrimonio.

No has hecho ningún comentario en su muro porque no pues, hembra que se respeta espera una invitación más íntima y formal, pero repasas en tu cabeza cada pantalón, blusa y vestido que se luce en tu closet y empiezas a pensar que ponerte, que zapatos usar, que bolso llevar, que aretes redondean la teñida. En eso está concentrada la mitad de tu cabeza, y la otra mitad maquina cada detalle de esa cita sin fecha. Un nombramiento en el Facebook, es una clara señal para soñarlo, para imaginar que piensa en ti,. como tu en él, que están hechos el uno para el otro, que la vida es hermosa porque existe él.

Tenemos licencia para soñar si él utiliza un nombre cariñoso para hablarnos. Puede ser reina, corazón, chica linda, muñeca, flaca o usa nuestro nombre con diminutivo, eso basta, lo interpretamos como una señal de que se muere por nosotras, pero no lo admite. Y si usa el mismo sobrenombre o diminutivo con otra, ella se convierte en una resbalosa, inepta, trepadora, roba ilusiones y envidiosa de tu suerte que te quiere atrasar con el pata este que tan lindo y noble se deja engatusar. 

Pero no importa, porque en algún momento él se dará cuenta de la mujerzuela que tiene en frente y volverá a llamarte reina, corazón, chica linda, muñeca, flaca o tu nombre con diminutivo. Esa será la clave para soñarlo presentándote a sus amigos, a su familia, pidiendo tu mano, casándote con ese vestido hermoso que siempre imaginaste y eligiendo el nombre del primer bebe que tendrán. Nos cuesta creer que sea solo un gesto o una manía suya. Un sobrenombre o un diminutivo, para nosotras, lo puede decir todo.

Tenemos licencia para soñar si tu y él comparten algún gusto. Puede ser un color, equipo, plato, banda, escritor, restaurante, playa o lo que sea. Es la moda, es un buen lugar, o tiene estilo, pero no, ese gusto en común es obra y gracia de Cupido que ha flechado tu corazón y seguro que también el de él. Es el destino que los ha puesto en el mismo lugar y ahora es tu tarea atraer la atención de él hacia ti, cosa que se te va a hacer recontra fácil porque ya tienen una sola cosa en común.

Te esmeras, entonces en parecer ante él la mujer perfecta, la mujer que está buscando sin querer, su alma gemela, su complemento, la persona que le va a cambiar la vida y le hará creer firmemente en el amor. Eso hasta que comprobemos que Don Cupido se equivocó y tu no le mueves al piso, al menos no como esa chica del área con la que almuerza todos los días y comparte mucho más que un gusto, una profesión y un horario de oficina.



Tenemos licencia para soñar ante cualquier gesto, guiño, capricho de la vida. Nos matamos buscando señales y nos olvidamos que el amor no se fuerza, simplemente se da, y una vez que ocurre no necesitamos permisos para nada, simplemente la mano abierta de otra persona para aventurarnos a lo que sea, para escribir un nuevo capitulo, para hacer planes de a dos.

Es sencillo, y no implica hacer un minucioso análisis significado - significante. No olvidemos que los hombres son simples, planos y en eso radica su complejidad. Tampoco perdamos de vista que inflar desmesuradamente el globito de la ilusión hace que este se reviente en nuestra narices, justo en el segundo en que reaccionamos y se hace evidente la diferencia realidad - expectativa. La única persona que te puede dar una licencia para soñar eres tu misma, así de simple.  

Canción para soñar... Si puede parecer una señal clara si te fijas en cada cosa al milímetro y caes en cuenta de un detalle que ha pasado desapercibido para todos, incluso para él. A veces todo está solo en nuestros sueños

 

Es en esos sueños en el que estiramos la mano y nos dejamos llevar por la ilusión, aunque parece que fuera por él, a cualquier lugar. Y soñar no está mal, lo malo es cuando la ilusión nos ciega y nos lleva de frente a tristeza - landia en donde el cielo es color panza de burro sin importar la estación

 


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