Eso es un beso
Hay besos y besos. Besos de inicio, de saludo, de despedida, de reconciliación, robados, regalados, volados, apasionados, fugaces, intensos, eternos. ¿Qué condiciones hacen de un beso, "el beso"? Tratemos de resolverlo. Es una opinión, porque recuerden que de gustos, colores, y besos, no han escrito ni los autores, ni los besadores.
Los besos en la boca son, para mi, una debilidad. Los besos bien dados, pueden ser inolvidables, y si tienes como coprotagonista a esa persona que te ronda la cabeza desde hace tiempo, o es totalmente inesperada, se convierte en el momento kodak que marca un antes y un después. Va más allá de juntar los labios y ya. Es un acto físico, si, pero entabla una conexión que lo supera, se crea la cercanía, la intimidad, la complicidad, la confianza, todo lo que implica una relación. Esto, dado el caso de que el beso selle el comienzo, pero como bien sabemos, no siempre funciona así.
Hay besos que se dan por dar, porque si, porque a las dos personas se les da la gana, y pasan a la anécdota del fin de semana, o a algo rutinario, o una no relación, si implica otra cosa y el beso es solo el preámbulo, eso ya depende de cada quien.
Y por supuesto que contribuyen al síndrome de ilusión temprana. Nos crea expectativas, nos da la esperanza de que puede suceder algo más, nos da esa licencia para soñar (aunque siendo francos, ese permiso llega a nuestras manos con o sin beso) y, en algunos casos, nos deja el sabor a continuará, lo cual implica algo de ansiedad y otro tanto de curiosidad, si así fue el primer beso, ¿qué deparará el segundo? Si es que ese primer acercamiento fue bueno, caso opuesto, es una segunda chance, que siempre es bueno dar, a lo mejor los nervios le jugaron una mala pasada a Don Besador.
El movimiento de los labios es importante, por supuesto que si. Aunque eso está condicionado por la situación. Pero sea cual fuera, hay otras condiciones que, al menos yo, no puedo pasar por alto. Primero, la manera de abordar. Cuando éramos chicos, el Eterno tenía una manera muy curiosa de acercase a mí y tomar mi mano, a lo mejor se les hace conocido. Él me decía, a ver, qué mano es mas grande, era obvio que la suya era mas grande que la mía, pero igual, pegaba su mano y sus dedos se enredaban con los míos. Cuando tenía entre 11 y 13 años, ese gesto lograba en mí lo que consigue hoy por hoy un beso. temblaba, las mariposas revoloteaban en mi estómago, se me pintaba una sonrisa y sentía un escalofrío (bonito) al recordar la escena.
Volviendo al abordaje, a mi me gusta la originalidad, lo inesperado, pero que no la haga tan larga, tampoco, tampoco, solo el tiempo justo para crear emoción, curiosidad y la cuota justa de ansiedad. El lugar es lo de menos, creo. Yo he tenido besos inolvidables en la esquina de mi casa, en la puerta de una bodega, en un parque, en una discoteca, en un concierto, en callecitas sin testigos, pero a plena luz del mediodía. Eso me recuerda mucho a una novela que leí hace poco, Lovebook, la protagonista, Solidea, tenía una copia de una foto llamada "El Beso del Hotel de Ville", y para el primer encuentro con su amor de infancia, él, Edoardo, contrata a una fotógrafa para que los retrate y ella tenga su propio retrato en la puerta del Hotel de Ville.
Otro detalle a tomar en cuenta, las manos. No se ustedes, lo primero que le veo a un hombre son las manos, y juro que es verdad. Nunca me he percatado si tiene buen trasero, un cuerpazo, piernas bien trabajadas, los zapatos bien lustrados, o similares, a mi me importan las manos, que deben estar limpias y con las uñas cortas. Y en un beso, qué papel juegan las manos, se preguntarán. Uno fundamental: Dime dónde pone las manos y te diré qué quiere.
Hay quienes las ponen en el cuello, lo que no me pone, yo soy quien bordea esa zona y acaricia el cabello, Están quienes te toman de la cintura, lo típico, pero me gusta. También hay quienes empiezan en la cintura y luego te pasean toda, por lo general, eso sucede cuando el beso es un previo. Aunque hay pocos, también existen esos que te toman la cara con las dos manos, suena a exigencia, por eso no va conmigo. Y nunca faltan esos que utilizan los brazos, primero para retenerte, luego para rodearte y finalmente las manos van por donde sea. Un vez tuve esa experiencia, estábamos a oscuras, lo cual le daba un plus a la escena, para mi, esa actitud si va.
A propósito de la actitud, ese es un factor importantísimo, de primer orden, no se puede pasar por alto. Si el pata que va a dar el beso va con todo, decidido a irse con un beso tuyo si o si, se nota. Te aborda, busca crear la atmósfera adecuada , darte la comodidad y la confianza necesaria (eso suena a comercial de toallas higiénicas, pero es así), y llegado el momento, estamparte un señor beso, que no vas a olvidar con facilidad. También hay quienes lo dan por dar, un pico casi casi al aire, digno de olvidarse, sin ganas, solo porque si.
Como dije al inicio, no hay una característica que haga de un beso, "el beso", eso depende de cada quien. Desde mi óptica un beso debe tener su cuota de romanticismo, su cuota de pasión, una actitud decidida y la postura correcta (manos en mi cintura y mis brazos rodeando su cuello). Por supuesto que tengo mi lista de besos memorables y otros para el olvido (que por suerte se extraviaron en el agujero negro de mi memoria), pero eso es tema de otro post.
Canción para recordar buenos besos... y para pedirlos también, pero sin permisos de por medio, porque los besos inesperados y robados crean una sensación especial. Esta canción me remite a días de adolescencia, sin besos, pero repletos de escenas imaginarias en las que le decía al coprotagonista de turno, sólo bésame
La canción pre histórica y cursi de esta semana llega a cargo de (agárrense) Ricardo Montaner. ¿Se han dado cuenta del tremendo poder que nos da un beso en algunas ocasiones? Es una forma dulce de decir "fin de la discusión, yo tengo la razón", la más eufórica de agradecer, la más tierna para darle la bienvenida a alguien. Si de persuadir se trata, puedes lograrlo, solo con un beso
Hay besos que se dan por dar, porque si, porque a las dos personas se les da la gana, y pasan a la anécdota del fin de semana, o a algo rutinario, o una no relación, si implica otra cosa y el beso es solo el preámbulo, eso ya depende de cada quien.
Y por supuesto que contribuyen al síndrome de ilusión temprana. Nos crea expectativas, nos da la esperanza de que puede suceder algo más, nos da esa licencia para soñar (aunque siendo francos, ese permiso llega a nuestras manos con o sin beso) y, en algunos casos, nos deja el sabor a continuará, lo cual implica algo de ansiedad y otro tanto de curiosidad, si así fue el primer beso, ¿qué deparará el segundo? Si es que ese primer acercamiento fue bueno, caso opuesto, es una segunda chance, que siempre es bueno dar, a lo mejor los nervios le jugaron una mala pasada a Don Besador.
El movimiento de los labios es importante, por supuesto que si. Aunque eso está condicionado por la situación. Pero sea cual fuera, hay otras condiciones que, al menos yo, no puedo pasar por alto. Primero, la manera de abordar. Cuando éramos chicos, el Eterno tenía una manera muy curiosa de acercase a mí y tomar mi mano, a lo mejor se les hace conocido. Él me decía, a ver, qué mano es mas grande, era obvio que la suya era mas grande que la mía, pero igual, pegaba su mano y sus dedos se enredaban con los míos. Cuando tenía entre 11 y 13 años, ese gesto lograba en mí lo que consigue hoy por hoy un beso. temblaba, las mariposas revoloteaban en mi estómago, se me pintaba una sonrisa y sentía un escalofrío (bonito) al recordar la escena.
Volviendo al abordaje, a mi me gusta la originalidad, lo inesperado, pero que no la haga tan larga, tampoco, tampoco, solo el tiempo justo para crear emoción, curiosidad y la cuota justa de ansiedad. El lugar es lo de menos, creo. Yo he tenido besos inolvidables en la esquina de mi casa, en la puerta de una bodega, en un parque, en una discoteca, en un concierto, en callecitas sin testigos, pero a plena luz del mediodía. Eso me recuerda mucho a una novela que leí hace poco, Lovebook, la protagonista, Solidea, tenía una copia de una foto llamada "El Beso del Hotel de Ville", y para el primer encuentro con su amor de infancia, él, Edoardo, contrata a una fotógrafa para que los retrate y ella tenga su propio retrato en la puerta del Hotel de Ville.
Otro detalle a tomar en cuenta, las manos. No se ustedes, lo primero que le veo a un hombre son las manos, y juro que es verdad. Nunca me he percatado si tiene buen trasero, un cuerpazo, piernas bien trabajadas, los zapatos bien lustrados, o similares, a mi me importan las manos, que deben estar limpias y con las uñas cortas. Y en un beso, qué papel juegan las manos, se preguntarán. Uno fundamental: Dime dónde pone las manos y te diré qué quiere.
Hay quienes las ponen en el cuello, lo que no me pone, yo soy quien bordea esa zona y acaricia el cabello, Están quienes te toman de la cintura, lo típico, pero me gusta. También hay quienes empiezan en la cintura y luego te pasean toda, por lo general, eso sucede cuando el beso es un previo. Aunque hay pocos, también existen esos que te toman la cara con las dos manos, suena a exigencia, por eso no va conmigo. Y nunca faltan esos que utilizan los brazos, primero para retenerte, luego para rodearte y finalmente las manos van por donde sea. Un vez tuve esa experiencia, estábamos a oscuras, lo cual le daba un plus a la escena, para mi, esa actitud si va.
A propósito de la actitud, ese es un factor importantísimo, de primer orden, no se puede pasar por alto. Si el pata que va a dar el beso va con todo, decidido a irse con un beso tuyo si o si, se nota. Te aborda, busca crear la atmósfera adecuada , darte la comodidad y la confianza necesaria (eso suena a comercial de toallas higiénicas, pero es así), y llegado el momento, estamparte un señor beso, que no vas a olvidar con facilidad. También hay quienes lo dan por dar, un pico casi casi al aire, digno de olvidarse, sin ganas, solo porque si.
Como dije al inicio, no hay una característica que haga de un beso, "el beso", eso depende de cada quien. Desde mi óptica un beso debe tener su cuota de romanticismo, su cuota de pasión, una actitud decidida y la postura correcta (manos en mi cintura y mis brazos rodeando su cuello). Por supuesto que tengo mi lista de besos memorables y otros para el olvido (que por suerte se extraviaron en el agujero negro de mi memoria), pero eso es tema de otro post.
Canción para recordar buenos besos... y para pedirlos también, pero sin permisos de por medio, porque los besos inesperados y robados crean una sensación especial. Esta canción me remite a días de adolescencia, sin besos, pero repletos de escenas imaginarias en las que le decía al coprotagonista de turno, sólo bésame
La canción pre histórica y cursi de esta semana llega a cargo de (agárrense) Ricardo Montaner. ¿Se han dado cuenta del tremendo poder que nos da un beso en algunas ocasiones? Es una forma dulce de decir "fin de la discusión, yo tengo la razón", la más eufórica de agradecer, la más tierna para darle la bienvenida a alguien. Si de persuadir se trata, puedes lograrlo, solo con un beso
Me agrada tu sinceridad para escribir y sí me has hecho recordar algunos episodios inolvidables de mi vida jajaja :)
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