Mi mentora dice...

Alicia Bisso es mi mentora. Es la mujer que me inspiró a escribir este blog, y es más, el nombre inicial de este espacio era en base al de su bitácora, si ella andaba en búsqueda, pues "Yo también busco novio". Sin conocernos, mas allá de comentarios enviados y alguna vez contestados, ella y yo hemos coincidido en situaciones, emociones y condiciones. Otra vez estamos casi, casi en las mismas, y yo no se si seguir su ejemplo y al diablo mi teoría de la edad si importa, o me pongo terca y escribo mi propia historia.
 
 
Desde que  Busco Novio hizo su aparición en el ciberespacio, en marzo del 2007, soy fiel seguidora de Alicia Bisso, y hasta me he sentido identificada con ella. Ambas estamos en la base tres (bueno, yo estoy en plena base y ella ya está de salida), ambas estudiamos la misma carrera, en la misma universidad, ambas somos tímidas (aunque nadie nos crea), ambas buscamos novio. Más allá de esto, hubieron momentos en los que mientras leía sus posts, decía, un momentito, a mi me está pasando exactamente lo mismo. En el dolor hermanas. 
 
Nunca voy a olvidar lo mucho que lloré mientras leía Tu oscuro objeto del deseo porque andábamos en situaciones muy parecidas, a ella la expectoraban de una relación, yo estaba en un naufragio emocional. Claro que a los pocos días apareció en mi camino una tablita de salvación que me dió la ilusión de que todo estaba bien, la misma ilusión que se desvaneció meses después, tras recibir un sms en el que se confirmaban todas mis dudas, la tablita  esta se hundió y me ahogué, como Leo Di Caprio en Titanic, y tras eso vino la hecatombe. Volví a leer ese post, volví a llorar y luego leí el manual para no deshojar margaritas, y ahora camino con cuidado, que mi corazón, como dice Fanny Lu, no aguanta mas fracasos.
 
El Eterno no es malo. Me rompió el corazón n veces y me ha hecho sentir mal en mas de una oportunidad, pero, salvando esas ocasiones, no es un maldito desgraciado (bueno, si lo es, pero sólo un poquito). Una vez yo necesitaba ayuda urgente con un curso de la universidad y él, cortés caballero, acudió en mi ayuda. Fue así que nos encontramos un sábado por la mañana, después de hacerlo esperar, grabar y abusar de su paciencia, lo invité a almorzar. Fuímos al Jockey, paseamos, reímos, comimos (él terminó invitándome a mi) y me sentí a gusto. Hacía mucho que no me sentía así de cómoda con él, y volvió esa pregunta que era común cuando la ilusión nacía: "¿estás con alguien?". Mi respuesta fue la misma de ese entonces "no", para ponerme roja como un tomate cherry al segundo siguiente y cambiar de tema en una.
 
Esa tarde, mientras volvía a casa pensaba, qué linda salida, es bueno sentir que el Eterno es mi amigo, y espero que siempre lo sea. Sonreí incrédula cuando a los pocos días, la Bisso publicaba en su blog Mi amigo, mi ex. Su caso era un poco, en realidad harto, distinto al mío, pero ambas habíamos coincidido con un ex importante y nos habíamos sentido bien de haber visto, conversado y abrazado a esa persona  con la que se compartió tanto. A título personal digo que el Eterno fue parte de mi vida, de mi corazón y de mi cabeza. De un tiempo a esta parte su espacio se ha reducido notoriamente porque lo que un día fue, no será (¡grande José José!).
 
 
 
Estas coincidencias pueden ser normales. Claro, viviendo en una misma ciudad, bajo los mismos convencionalismos y en edades similares, es algo común pasar por experiencias parecidas, las que son típicas de cualquier otra chica que bordee la base tres, sea independiente y encaje en la clasificación de sola, soltera y sin apuro. No pienso idéntico a la famosa bloguera, pero si me pongo en sus zapatos y trato de imaginar que haría si me pasara lo que a ella, o trato de aprender de su ejemplo para evitar futuros magullones, como ella bien dice, una no sufre por las puras.
 
Ahora estamos en una circunstancia  que en algo se parece, con la diferencia de que ella ya sentó su posición y yo sigo dándome contra la pared para ver que hago finalmente, si me mantengo firme en mi teoría de si me importa que usted sea menor que yo, o le digo a mi mentora amén.
 
La historia dice así, en sus últimos posts, Alicia Bisso confiesa estar iniciando una relación con un chico menor que ella. Varias coincidencias aparecen en el camino (ojo, yo no estoy con este chiquillo, estamos saliendo, esa es la definición literal). La primera es que estos chicos menores aparecen justo en el momento en que  ya no buscamos al hombre perfecto, y estoy casi segura de que muchas mujeres andamos en las mismas. Tampoco vamos a abrir la puerta y tirarnos encima del primero que pase, no pues. No buscamos un patrón específico, ni un prospecto. La verdad yo ni si quiera lo busco por calles y plazas.
 
En ese instante, en que nos convencemos de que el hombre perfecto es un gran mito cortesía de Disney, aparece el pata menor cronológica, pero no emocionalmente, como la Busco Novio dice, la edad es relativa. Yo empiezo a creerle. Estos chicos también tocan guitarra, pertenecen a mundos laborales diferentes al nuestro, son resueltos. Así como hay coincidencias, hay diferencias, una es la mas resaltante. El pata menor con el que sale Alicia quiere hacerla feliz, se lo ha confesado, ella le cree porque se lo está demostrando día a día. El mío, no lo sé.
 

El chiquillo que quiere refutar mi teoría de si me importa (y mucho) que usted sea menor que yo trata de hacerme sonreir (a veces lo logra), pero eso no equivale a hacerme feliz. Cuando salimos me deja hablar, me escucha, aprecia mis detalles (no con la euforia que quisiera, pero algo es algo), la paso bien con él, es cierto, pero así como hay pros, también tiene contras. Le encanta jugar al súper héroe con sus amigos (conmigo no porque yo no me dejo y trato de resolver mis líos sola), es indeciso en exceso y a veces tiene actitudes de adolescente que me exasperan. Con esto a la luz decidí poner freno a ese carrito que me llevaba directo a ilusión - landia. Pero hubo un inesperado giro.

Cierta tarde me llamaron al teléfono fijo y confundí su voz con la de alguien más. Eso encendió sus luces de alerta, estaba perdiendo piso, yo no andaba sola, o sea, si estoy soltera, pero él no era el único pseudo pretendiente en carrera. Desde allí su actitud cambió (para bien, creo). Nos comunicamos mas a menudo, me invita a salir mas continuamente, y empieza a llamarme por nombrecitos que me enternecen, pero como ya lo dije, no hay nada claro entre nosotros y se lo he hecho saber repetidas veces sin enfrentarlo, porque creo saber cual será su respuesta y no quiero escucharla... de nuevo. ¿Ya ven? Es indeciso y a veces no sabe lo que quiere. para su mala suerte yo ya tengo una ruta más o menos trazada.

Otro detalle para seguir mi viaje a la ciudad de la ilusión fue leer a mi mentora y ver mucha gente a mi alrededor que no se hace líos por la diferencia de edad. Mis abuelos encabezan la lista, y si bien no son el ejemplo del romanticismo andante, con sus mas y sus menos tienen 58 años juntos. Entonces, ¿me aventuro o no?

No tengo nada claro (en ese aspecto) y no quiero caerme de bruces, claro ¿a quién le gusta caerse de cara una y otra vez? Por otro lado, quisiera mandar a volar a todos mis fantasmas interiores y vivir el momento, lo cual es una opción sencilla, práctica, hasta saludable, pero en el corto plazo. A mis 32 no quiero perder el tiempo, porque no es el momento de divertirse, si no de aprender las lecciones y aplicarlas. En los 20's yo la pasé bomba, salía de tono en tono, bebía como si al día siguiente se fuera a acabar el mundo, bailaba hasta quedarme sin pies, conocía gente, quería vivir el instante sin mayor responsbailidad, ni preocupaciones. Ahora no tengo responsabilidades encima, solo cuido de mi misma, pero la cuestión del futuro es algo que tengo muy presente (paradójico, pero cierto), algo que no quiero, ni puedo evadir. Quiero estabilidad, no mas sobresaltos, quiero una compañía real, no mas agarres de viernes o sábado por la noche.

 
 
Dicho todo esto, que suena a discurso de abuelita preocupada por el futuro emocional de la descocada nieta, llego a una conclusión. No voy a ilusión - landia, al menos con el chiquillo no. Alicia Bisso y yo coincidimos en la situación, mas no en la historia y menos en la conclusión. A ella la hacen feliz, a mi no, al menos no del todo y las cosas o se hacen bien o no se hacen, asi de arrebatada.
 
No voy a expectorar al chiquillo en una, se porta bien a veces y no se merece una despedida abrupta, pero si quiero que me diga las cosas claras. O me toma como parte de su vida o como un pasatiempo para ratos libres. Si su respuesta y su actitud me demuestra lo segundo, por supuesto que ahí si le digo arranca nomás cholito (con fondo musical de Marisol y con los 30 segundos en el cronómetro). Por el contrario, si me responde con acciones que me demuestran que hay un lugar reservado para mi, me aventuro. No quiero que todo fluya, quiero que se de, porque en el mundo adulto es así. Y eso lo dice la Bisso, y si lo dice ella debe ser verdad.
 
Canción para escribir una nueva historia... o ponerle fin por última vez y para siempre. La primera coincidencia entre el chiquillo y yo, y el responsable de que nos hayamos conocido, se llama El Diario de Hank, un grupo nacional medio perfil bajo que nos gusta mucho. ¿Creer o no creer en él? Ese es el dilema ahora.
 
 
 
Otra coincidencia entre Alicia Bisso y yo es el gusto por Mar de Copas, aunque creo que ella los prefería en sus épocas de MediRock. Sea en La Noche o en el estadio de San Marcos, a mi me pone este grupo, más todavía cuando cantan mi canción. A veces me siento así, Dulce y Veloz (y este video, con imágenes de Enredados me pone más dulce todavía, mi película de dibujos animados favorita)
 

 

 
 
 
 

 
 

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