Lo que llevo de papá
No se ustedes, pero la promoción por el día del padre de Saga Falabella para este 2013 me parece extraordinaria. Como una tía muy querida me dijo alguna vez, los hijos heredan los defectos de los padres, y las virtudes también. Yo veo en mi muchas cosas de mi mamá, y de mi papá también.
Mi papá es el payaso de la casa, y lo digo en el mejor sentido de la palabra. Hace bromas, comentarios graciosos, siempre logra pintar una sonrisa en nuestros rostros y en nuestros estómagos también. Pues yo no tendré su sazón, aunque mi omelette desayunero me sale buenazo, pero tengo su sentido del humor. No soporto los silencios incómodos, ni las caras largas, por eso siempre trato de arrancar sonrisas a quienes estan cerca mío. No siempre lo logro, pero hago el intento y eso es lo que cuenta.
Cuando está de mal humor, o algo le molesta, mi papá se queda mudo. Simplemente no te habla, se hace el sordo, se ensimisma. Y en eso somos idénticos, yo también dejo de hablar cuando algo me incomoda, y ese silencio me delata, Recuerden que soy mujer, por eso cuando digo no me pasa nada, me quedo muda, me borro la sonrisa y respondo con monosílabos porque no hay mas remedio, es que está pasando todo ("¡y tu eres tan insensible que no te das cuenta!"), y creo que eso todo el mundo lo sabe, ¿no?
A pesar de tener esas manías y pequeñas malas costumbres típicas de mi género,no demoro mucho cuando voy de compras, a menos de que no tenga muy claro lo que quiero. Si se lo que busco, o veo una oferta que tengo que aprovechar (con mi síndrome de compradora compulsiva no puedo), saco la billetera o voy a caja, sin darle mayores vueltas al asunto. En oposición, mi mamá puede demorarse horas para finalmente no comprar nada, pero mi papi no. Estamos caminando, él ve algo que le gusta (y que, de preferencia está en oferta), busca su talla, el color (azul y sus variantes, todas, menos turquesa) y listo. Eso si, él no es amante del shopping, pero es hombre pues, tampoco pidan tanto.
Alguna vez conté (y si no lo hice, lo hago ahora) que cuando tenía unos ocho años y me preguntaban cuál es tu cantante favorito yo respondía José Luis Perales, José José, Gloria Estefan, Ana Gabriel, Roberto Carlos y demás insignes representantes de las baladas en español de ayer, hoy y forever. Claro, eso era lo que escuchaba mi papá en casa. Con el tiempo me dí cuenta de que esas canciones que sonaban en el equipo, mientras mi papi preparaba el desayuno los domingos, no eran tan actuales que digamos, que la música en inglés también es chévere (Con Electric Youth de Debbie Gibson firmé mi independencia musical) y que La Inolvidable y RPP no eran las únicas radios de la FM, el dial es amplio y las opciones también.
No se que opine mi mamá, pero desde mi perspectiva mi papá es el hombre más inteligente del mundo. Puede hablar de todo con conocimiento de causa. De fútbol, gastronomía, actualidad, política, música, televisión, de lo que sea, siempre tiene algo que contar. Yo no seré tan sabia y fluída como él, pero que algo se, algo se. No por gusto mi ex jefe (más conocido como Zenón, el renegón) decía que yo era una experta en cultura pop. Creo que lo decía tratando de hacerme sentir mal, pero yo lucía el título orgullosa, total, en este mundo se necesita saber de todo un poco, hasta de lo que cuenta el último número de Vanidades.
Hablando de revistas, mi papá sabe mucho porque lee mucho. Y a él le debo mi gusto por la lectura. Todo valía para incentivarme a leer, caricaturas de Katty, la oruga, cuentos de princesas y hadas, álbunes con mas texto que figuritas. En mis años de adolescencia me compraba revistas de espactáculos que venían con el póster de mi artista favorito, de modas o femeninas. Con los años la asociación Sandra - Somos se hizo natural, y es ley en mi casa de que cuando los sábados se compra El Comercio, yo corro por la revista y queda bajo mi custodia hasta nuevo aviso.
La manera de vestir también lleva el sello de mi papá. Yo soy muy formal al momento de vestir, jean y chompita en invierno, capri y blusitas en verano, y siempre con tacos. Tengo zapatillas para salir a caminar y buzos para esos días en que levantarse significa un sacrificio inmenso, pero no es lo que uso todos los días. Mi papá es igual. Pantalón de vestir, camisa (o polo con cuello), zapatos bien lustrados y chompa chic o casaca en invierno. Alguna vez lo he visto en buzo y zapatillas, y más deportivo para jugar fútbol, pero su imagen formal es la que llevo en mi mente.
Yo soy detallista, y eso no es algo que me vino de gratis. Se que la mujer es la que debe prestar atención a los detalles, pero en eso se invirtieron los papeles y mi papá es el que presta atención a esas cosas chiquitas. Por ejemplo, cuando prepara un sandwich rico para el lonche, lo corta por la mitad y le pone un río de papitas al hilo en medio, dobla la servilleta bonito y así va a la mesa. Algo muy simple puede ser una obra maestra con cositas mínimas. Yo no prepararé platos gourmet, pero siempre me gusta tener un detallito, un plus sin necesidad de que sea una fecha especial. Así de vez en cuando le alegraba las mañanas a mis amigas llevándoles pancitos a granel, o convidándoles chocolates o enviándoles sus canciones favoritas por facebook, a manera de desearles un lindo día.
Lo más importante. A mi papá y a mi nos gusta compartir y disfrutar el tiempo en familia. Puede ser poco o mucho, puede ser una cena amena o un desayuno a velocidad luz, puede ser una tarde de compras o una noche en casa viendo la novela, son pequeños momentos a los que les sacamos el jugo. Cuando éramos niñas, mis hermanas y yo no concebíamos un fin de semana en casa, ahora es natural para nosotras (sobre todo para mi, un domingo perfecto es estar tirada en la cama viendo alguna buena película en televisión), pero a mi mamá le faltan pies, mi papá resignado, la acompaña, pero si hay un partido de su equipo favorito, no hay fuerza que lo mueva de la casa. Entonces yo tengo que dar un paso al frente y decir, ya mami, yo voy contigo.
Esas son las pequeñas cosas que llevo de papá a vista y paciencia de todos. Y en mi cabeza llevo miles de recurdos y detalles con él, por eso solo puedo sentirme agradecida de tener el papi que tengo, el mejor del mundo. Con este post quiero deserales a todos los papás y a esas madres que cumplen doble rol un muy feliz día. ¡Qué vivan los pá's!
Canción para mi papi... Ya lo dije, heredé algo de su afición por la música romántica. A estas alturas de mi vida no soy fan ni de Rafael, ni Camilo Sesto, ni Leonardo Favio, pero este cover de José José me encanta. La versión puede disgustar a mi padrecito, pero este es mi mundo, hay que atenerse a ciertas reglas.
Esta canción es mas del estilo de mi papá. Armando Manzanero y Presuntos Implicados son una combinación perfecta y esta tonada es precisa para el odioso invierno limeño, cuando la garúa sorprende en cualquier momento del día
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