Me gustas

La pinta es lo de menos. Esa es una frase que todos decimos alegremente, pero de la boca para afuera, siendo todos homo videns, confesamos que todo entra por los ojos y buscamos al chico churro, de sonrisa de revista, ojos bonitos, cara linda y cuerpo perfecto, dejando en segundo plano virtudes como empeño, inteligencia o sentido del humor. Yo siempre he puesto por delante eso, creyendo firmemente en que una buena pinta me durará con mucha suerte 20 años. Por eso mismo, hace mucho que no puedo decir que un chico, por su sola pinta, me gusta. Hasta hace un mes, aproximadamente.


La historia es como sigue: Chica entra de curiosa, y con ganas de conocer gente a una aplicación del Facebook, el reino de la imagen. Un chico le confiesa abiertamente que le gusta, ella le envía un like, empiezan a conversar por Facebook, Whatsapp, teléfono, y deciden, a las pocas semanas, conocerse, en persona y a todo color. El chico era en efecto muy guapo, y Chica está embobada, y cae en cuenta que hacía mucho que no decía, pucha, este pata me gusta.

De repente guapo no es el término, es mas bien mi tipo, porque después de todo la belleza es subjetiva y está sobrevalorada, y si bien mis gustos son sumamente cuestionables y hasta he pensado que son medio atrofiados, viendo mi historial cualquiera pensaría lo mismo, este chico califica como guapo. Un poco subido de peso es verdad, pero eso en vez de restarle, le suma, a mi me gustan así, 100 por ciento apachurrables.

Si recuperamos la cordura, y nos olvidamos de su talla, sus ojos verdes y su cabello negro, desordenado y un poco más largo de lo que yo preferiría, puedo caer en cuenta de que su pinta no es lo único que me gusta de él. Ha vivido fuera del país, por lo que es cosmopolita con todas las de la ley, es inteligente, sus comentarios siempre me parecen atinados, y es directo, lo cual me parece una señal de madurez.

Otra señal de madurez es ser flexible, por lo cual estoy dejando que las cosas fluyan. Si, señoras y señores, me he olvidado de que las cosas o son, o no son y estoy explorando de lo más contenta la amplia gama de grises. Si todo se da, pues bien, y si no, prometo no hacerme líos, y prometo firmemente ni armar dramas, ni empezar a cuestionar todo, lo cual me cuesta, mi naturaleza ansiosa me impone ser así, yo no quiero, y creo que con voluntad todo se puede. El detalle es que a veces mi fuerza de voluntad se escapa y sabe camuflarse muy bien la condenada.


Hasta ahora no lo he visto enojarse, presiento que debe ser de temer cuando eso pase. Tampoco conozco su sentido del humor, más allá de que ha reído con algún simpático comentario mío, porque mi vena cotorra no se amilana ante una cara bonita. Le gusta su independencia, la vida bohemia y el invierno, punto en contra, ya que como es bien sabido, el cielo gris, típico de los días de frío,y yo, no nos llevamos bien.

¿Y ahora qué? Pues dejar que todo fluya, pero que nada influya, mandar a volar las expectativas y seguir conociéndolo. Su pinta es su gran punto a favor, pero yo me resisto a ser una simple homo videns. Tengo que recordar que busco equilibrio, y creo que él puede poner esa cuota sombría a mis colores pastel. Voy a pisar con cuidado y que sea lo que tenga que ser.

Canción para el chico que me gusta... Hace un par de semanas descubrí esta canción, y o será el perfecto sound track que de inicio a esta nueva historia, o la que me remita a él si esto no despega. Sea como sea, este tema va a la mejor canción en inglés descubierta este año, que está volando


Hace una semana alguien a quien no veía desde hacía mucho me preguntó si me seguía gustando Mar de Copas, yo respondí que si y que eso no cambiará jamás, o eso creo.Esto me llevo a repasar lo último presentado por ellos, y llegué a dos conclusiones. La primera, que son fieles a un sonido que me gusta, y la otra, que ya me urge verlos en vivo


Comentarios

Entradas populares de este blog

Tumba la fiesta

Solteronas y solteros codiciados

Lo que callan los hombres