Esa consecuencia llamada infidelidad
Contrariamente a lo que más de una persona me ha dicho, yo opino que la infidelidad es una consecuencia. No es algo genético, ni una imposición cultural, ni la respuesta inconsciente a un impulso, mucho menos una causa. La infidelidad encuentra su respuesta y razón de ser en eso que no anda bien y por miedo, por descuido, o porque si, no nos atrevemos a mirar, mucho menos a enfrentar.
Por donde se le mire la infidelidad es la respuesta a una carencia de paciencia, de entusiasmo, de comprensión, de amor, o a un exceso de celos, de desconfianza, de machismo, de libertad. Como lo mencioné al inicio de este post, no aparece espontáneamente, sino que algo lo genera. El adulterio es un acto de deslealtad y una tremenda falta de respeto comparable, desde mi perspectiva, con una agresión emocional.
Dicen que ojos que no ven, corazón que no siente, pero la infidelidad se presiente, se huele, se percibe, además nunca debemos de perder de vista que nosotras tenemos a la infalible intuición como sexto sentido. Esto siempre y cuando no seas una loca celosa, porque si una desconfianza te domina, puedes nublarte, desatar tormentas inútiles en vasos de agua, ver cosas que no son y culpar a una persona que no quiso lastimarte.
Reparando en esto último, eso de "no te quise lastimar" es lo primero que te dice una persona que te fue infiel. Tras admitir lo irrefutable, de arranque admite su culpa y te pide perdón, aludiendo que no sabía lo que estaba haciendo, que no era su intención, que lo lamenta profundamente y un extenso bla, bla, bla. Si no quieres lastimar a alguien, piensa en esa persona antes de actuar pues, así de fácil, y pones todo de tu parte para ser coherente con tu raciocinio. Piensas que está mal, entonces no lo haces y te evitas heridas, líos y problemas posteriores.
Las mujeres somos igual de infieles que los hombres, pero somos más caletas, más disimuladas, no se lo contamos ni a nuestra sombra, prestamos atención a los detalles, somos menos propensas al desliz. No es que este bien y que diga ¡viva la promiscuidad femenina!, pero no pienso defender a capa y espada a mi género, cuando se que santas no somos, y para comprobarlo basta con ver la prensa de farándula. Es normal que una modelito le saque la vuelta al chico del reality con el que andaba de arriba para abajo, ya nadie se escandaliza, nadie se sorprende, nadie manda a la horca a la incauta esta. Rajarán de ella, el afectado facturará bien, las amigas de ella también, y después de un mes, nadie se acordará.
¿Es perdonable una infidelidad? Depende de cada quien. Hay personas que dicen que no, porque la confianza es la base de una relación y una lealtad rompe ese pilar y no puede restituirse, nada vuelve a ser lo mismo, tu casamiento, noviazgo o enamoramiento se convierte en el reino de las dudas, entonces es mejor cortar por lo sano, aunque esa traición no tiene nada de saludable. En otros casos, se vuelve a apostar por la otra persona y por el lazo que los une, y trabajan en sacar adelante su caso y no permitir que un tercero, o tercera, vuelva a entrar en escena.
Al momento de reparar esa relación, dañada por una deslealtad, se debe tomar en cuenta lo que fundamenta este post, la infidelidad es una consecuencia, por lo tanto si queremos superar ese bache, debemos encontrar la causa, enfrentarla y repararla, aunque cueste, y saber de antemano, que esa chamba es compartida, porque el continuar con esa relación es una decisión que le compete solo a los dos, aunque nunca falta la gente que te va a dar su punto de vista, sin haberlo pedido.
Obvio, que el trabajo no solo es salvar ese error que hizo tambalear la relación. Es aprender la lección y no caer en lo mismo de nuevo, porque el amor puede perdonar, olvidar y superar la infidelidad una vez, pero dos, tres o más, no pues, no da para tanto, a menos de que vivas en uno de esos países que celebran y permiten la promiscuidad masculina, o tengas alma de mártir. Como lo hemos dicho miles de veces, errar es de humanos, cometer el mismo error dos veces, es de tontos, y debemos admitir que hay hombres, y mujeres, tontos, que se equivocan de nuevo con lo mismo, y les gusta.
Enfrentar una infidelidad es doloroso, así te enteres de forma casual, o de la boca del culpable, pero antes de juzgar, chillar, maldecir, o lo que sea al malnacido ese que te sacó la vuelta, piensa en cual es la raíz, que fue lo que pasó y se sincera al responder esto ¿se veía venir o no? Vale la pena aclarar que con este no digo que tú seas la culpable, que saques tu látigo y empieces a castigarte, solo que recuerdes que la infidelidad es una consecuencia.
También recuerda que las peores decisiones, dejan las mejores lecciones, por lo que es bueno enfrentar la causa para no volverla a repetir en una relación futura, porque el amor vuelve a aparecer sin pedir permiso y en el momento menos pensado. Además, si te tropezaste con un tramposo que no maduró, ni cambió, a pesar de que te lo prometió, o tú estabas segurísima de que así sería, es buena hacerle a la caso a la Carrá, si te engañan, no lo pienses más, búscate a otro mas bueno, vuélvete a enamorar, plus si lo haces en el sur.
Canción para encontrar la raíz... Este chico se fue de gira y su señorita enamorada, que durante la canción se vuelve la ex, le dice que se chapó a un pata una noche, y bueno pues, esas cosas pasan, pero la amistad debe perdurar, y en vez de arreglar las cosas le rompió el corazón a David Summers, y se ganó la enemistad y desprecio de todas las fanáticas de Hombres G, que no quieren ver al vocalista temblando de nuevo
Perdonar o no una infidelidad en una decisión sumamente personal, y hacerla caminar, olvidando a esa tercera persona que hizo tambalear la cosa, es asunto de dos. O sea, tres no se hace muy legal que digamos, a menos que en tu relación la poligamia sea bienvenida, hay de todo en este mundo
Comentarios
Publicar un comentario