No me lo decían

Hace mucho tiempo que no me sentaba a escribir, al menos no de corrido, porque el tiempo se me ha hecho un bien escaso, y hace mucho que eso no pasaba. Siempre me sobraban los minutos y leía más, pasaba más tiempo en redes sociales, escribía más. Ahora leo, publico en redes y escribo, pero sobre accesorios de moda porque el trabajo así me lo exige. En medio del corre corre diario han reaparecido personas que me dan pistas de quien era , lo cual me hace más fácil reconocer a la persona que miro todas las mañanas frente al espejo.



Hace mucho que no me decían Tigrilla. Y me encantaba que Tiger, el factor divertido, me llamara así. Recuerdo mi regreso a la universidad. Los jueves por la noche, que era cuando nuestros horarios coincidían. Su espacio reducido y algo desordenado. Sus canciones, sus grabaciones, su guitarra. Su pasión por la marinera y el festejo. Mi gusto por las bandas locales que se multiplicaban por ese entonces. Mi confianza en mi misma, la que trataba que no se me escapara. Esa misma que hacía que me alucinara J Lo. Total, la única diferencia entre ella y yo, es que mi trasero no está asegurado por varios millones de dólares, le contaba. Nuestras risas que se mezclaban. 

Hace mucho que no me decían Bonita. Tanto que hasta se me había olvidado que Sometimes Bonita era mi canción. Nuestra canción. Él nunca había escuchado las bandas que me afanaban. Empezó a hacerlo para terne algo que contarme, y resulta que le terminaron por gustar. Cuando me llamó así, después de mucho se me vinieron varios pasajes a la cabeza. Compartimos mucho. Conciertos, reuniones, tardes de cine, noches de fiesta, caminatas, historias de cuando chicos, desazones, risas y riñas. Los últimos meses solo hacíamos eso. Prefiero hacerme la de la memoria selectiva y borrar la situación y los motivos. Presiento que él también. Total, la idea es construir algo nuevo.

Hace mucho que no me dicen Guapa. Estoy casi segura que quien lo hacía no lo volverá a hacer. Presiento que ese sobrenombre era una alusión a la canción de Sabina. Sus cantantes favoritos eran argentinos. Calamaro y Páez encabezaban la lista. Sus frases, que nunca me parecieron hechas, me solían dejar boquiabierta. Mi romanticismo palidecía a su lado. Mi conocimiento sobre cremas hidratantes y acondicionadores también. Éramos demasiado idílicos, por eso nuestra relación tenía el tiempo contado. Nuestro entusiasmo hizo que no nos fijáramos en la fecha de caducidad esa tarde de noviembre en que empezó todo.

Hace mucho que un comentario no me sonrojaba. porque hace mucho que sus guiños coquetos no eran dirigidos a mi. Sin embargo, de vez en cuando él me envía besos y saludos. Ocupo un lugar minúsculo en su cabeza. Eso es todo un logro, sobre todo si tomo en cuenta su mala memoria. Entonces, esos cuatro años que compartimos no fueron en vano. Espero haberle dejado alguna lección, así como yo aprendí varias cosas después de él. Que nadie muere de amor y que el tiempo cura todo, por ejemplo. Podría odiarlo, pero nunca lo hice, en honor al inmenso cariño que le tuve, a la admiración que se mantiene y en que ya estoy grande. Fergie no tiene razón. Las chicas grandes si lloramos. Tenemos derecho a hacerlo.


Tantas reapariciones, una tras otra, me animan, me pintan los días, hacen que me olvide que el cielo color panza de burro que nos acompañará por lo menos cuatro meses más, me deprime, me tumba, me hace añorar mi cama. Y bueno si, extraño mi cama y nuestro reencuentro cada noche es el momento más feliz de cada fecha. Antes que el sueño me venza, pienso en todo lo que pasó durante el día. Sumando y sumando cosas, me decidí a sentarme frente a la computadora con una sola idea en la cabeza, esto si o si tengo que contarlo.

Canción para que me sigan diciendo cosas que hace mucho no escucho... Como saben, mis relaciones siempre han venido acompañadas de alguna banda sonora. Si hay una canción que se repite en mi historial romántico es esta, prehistórica y cursi, y creo que este fin de semana la canto en mi karaoke pre cumpleañero si o si


Como decía al principio de este post, hay cosas que he dejado de hacer ya que mi trabajo y el instituto me demandan mucho tiempo. Y por ciertas normas de la oficina no puedo escuchar a todo volumen esta canción que era mi antídoto contra la apatía o el estrés



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