Vota por mi

Este debe ser el peor escenario que se pueda pensar para un proceso electoral. El destape de la corrupción en el Poder Judicial, los audios, los hermanitos, el asqueroso CNM, la banda de los Cuellos Blancos y todo lo que viene sucediendo en nuestro país en los últimos meses, sin contar con la cuestión de confianza, nos sorprende ingratamente, nos asquea, nos decepciona, nos indigna. Y en medio de esa desazón aparecen las elecciones municipales, y los candidatos juran y perjuran que son honestos... Obviamente nadie les cree.


Hace poco menos de un año, un encuestador llegó a mi puerta y yo, muy solícita, respondí cada una de sus preguntas. Al terminar mi cuestionario, concluí que no tenía ni la mas remota de idea de por quién votar para alcalde de Lima, pero si estaba en mi cabeza, claro cual agua, esos partidos por los que no votaría ni a balas. No me gusta el amarillo, el naranja me causa náuseas, y vomito cuando cierto sujeto, que no se por qué diablos lidera las encuestas, quiere despercudirse de ese pasado que lo condena. Reggiardo tú fuiste fujimorista, Luz Salgado es fundadora de tu partido, ya pues, no nos agarres de babosos. 

Con el correr de los meses, y al conversar con personas que están mas enterados de política que yo, empecé a leer las hojas de vida de 3 candidatos que me simpatizan, y que elegí porque creo en ellos y porque han hecho bien su gestión en anteriores oportunidades, uno es ex ministro, otro fue congresista y el último fue alcalde de un distrito tradicional y muy bonito, que no es ni La Victoria, ni Jesús María, ni Miraflores.     

Mi criterio de búsqueda descartó, de arranque nomás a quienes postularon al Congreso, o a la Presidencia y no la hicieron. Ese fue el principal motivo por el cual no voté por Castañeda, y tampoco le di mi voto a Lourdes Flores Nano en su momento. Estos dos, son ejemplo del ansia de poder, y como no se les abrieron las puertas de Palacio de Gobierno, y quieren estar en el barrio de todos modos, se lanzan a la alcaldía para ejercer su autoridad desde algún frente. Y, por supuesto, engrosar sus cuentas de ahorros en uno, o varios, bancos de países exóticos, mientras más lejanos y desconocidos mejor, así nadie se da cuenta. Si, claro, los peruanos somos unos caídos del palto.


Otro factor que guía mi intención de voto es no, jamás, nica votar por un pariente del actual alcalde. Por suerte en mi distrito eso no pasa. Ni la esposa, ni el hijo, ni el primo, ni el sobrino, ni la amante del alcalde está postulando. Lo que si sucede, y estoy segura que pasa en varias comunas, es que se presentan los regidores, que por esas cosas de la vida son patazas, amiguísimos, hermanitos de la autoridad edil de turno, y eso es garantía de dos cosas, un puesto para su amigo alcalde y más de lo mismo. No pues, una elección supone un cambio.

Al hablar de cambio, me refiero a uno positivo. Por ejemplo, veamos lo que pasó en Lima. Belmont, ex alcalde, actual candidato, de cuestionable integridad e inexplicablemete segundo en las encuestas, dejó la capital hecha un muladar. Basura por todas partes, ambulantes que construían sus casas en plena pista, en fin, una desgracia. El querido y gratamente recordado Alberto Andrade entró a la alcaldía en 1996 y solo con sus serenos, se encargó de sacar a los ambulantes de las calles de Lima, recuperar plazas y, de paso, brindar puestos de trabajo por medio de sus festivales gastronómicos. 

Eso a mi nadie me lo contó, yo lo vi en primera fila, y por supuesto, que aplaudí la gestión de Andrade, el mejor alcalde de Lima en los últimos 25 años, porque honestamente no se quien estuvo antes de Belmont y no quiero pecar de desubicada. ¿Después qué pasó? Llegó Castañeda y la fregó, regresaron los ambulantes, Mesa Redonda volvió a convertirse en una bomba de tiempo cada vez que llega la campaña navideña y escolar. Villarán siguió con la misma línea, se crearon espacios culturales, y eso es aplaudible, pero no hubieron cambios más efectivos. Ahora con Castañeda a la cabeza, de nuevo, la cosa está más horrible que nunca, y Salazar Bondy tenía razón, Lima es la horrible.



Ahora, hay un gran sector de la población que va a viciar su voto, porque ya no provoca creer en nadie, pero igual alguien va a ganar, así no sea nuestro favorito y nos guste tanto como un cólico renal. De que presente un plan de trabajo semi perfecto, maravilloso y lleno de buena voluntad a que lo cumpla hay una distancia insalvable e infinita, y no soy tan ilusa como parezco, y no creo que en 4 años Lima pasa de ser caótica, desordenada y peligrosa a un jardín del Edén. Solo nos queda mirar y enfrentarnos a lo que nos temíamos, o felicitar al alcalde porque la supo hacer.

Seamos sensatos, honestos, realistas, hagamos un esfuerzo por leer las hojas de vida de los candidatos, aunque sea en resumen, y depositemos una cuota tacaña de confianza en quien se lleve nuestro voto el próximo 7 de octubre. Recordemos también que la caridad empieza por casa, utilicemos los tachos de basura, recojamos esas cositas que nuestras mascotas dejan felices por las calles, rescatemos las áreas verdes, respetemos las señales de tránsito, a los peatones y a los ciclistas, reciclemos el plástico y el papel, en fin, si podemos poner algo, aunque sea muy chiquito, para convertir a Lima en una ciudad mejor, por qué no hacerlo. Manos a la obra, y quien no quiere apoyar, que no pongan cabe.

Canción para votar a conciencia... Esta canción es clásica para estas épocas electorales, decisiones, todo cuesta, salgan y hagan sus apuestas ciudadanía. Que gane Lima, o la ciudad en la que ustedes vivan, más allá de que el candidato nos guste o el solo escuchar su nombre nos provoque urticaria

 

La semana pasada todo el mundo habló del nuevo video clip de Carlos Vives, grabado integramente en Lima. Al margen de la cantidad exorbitante que desembolsó PromPerú, creo que se logra el objetivo de poner en vitrina los atractivos de Lima y despertar un poquito el orgullos de ser habitantes de esta linda ciudad que necesita cambios y mejoras a gritos.

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