¿Me firmarías tu libro?

Todos los fieles lectores de este pequeño espacio saben que mi mentora e inspiradora es Alicia Bisso, y que el descubrimiento de su blog, Busco Novio, marco un antes y un después en mi vida. En realidad, la bitácora de la Bisso fue el lado femenino de un blog que vio luz, apenas un par de semanas antes que el suyo, Busco Novia. Desde la primera vez que lo leí quedé prendada de su autor. Renato Cisneros se convirtió sin mucho trámite en mi bloguero favorito, y con los años, en mi escritor contemporáneo preferido también.


En marzo del 2007, yo estaba practicando en el Fondo Editorial de mi querida universidad. Una de mis tareas era revisar los periódicos, para saber si es que había aparecido alguna nota sobre nuestras últimas publicaciones. Con la finalidad de cumplir dicha labor, y de paso enterarme que estaba pasando en el mundo, entraba todas las mañanas a la web de El Comercio. Revisaba los titulares, clickeaba si alguno me llamaba la atención y listo, a otra cosa mariposa. Pero cierto día, me encontré con un nuevo espacio, los blogs de El Comercio. Uno en especial llamó mi atención, Busco Novia.

El autor de este blog era un periodista llamado Renato Cisneros, egresado de mi universidad, que por ese entonces había escrito su tercer libro de poesía, Nuevos Poemas Italianos. El blog narraba los pasajes de un chico soltero, que bordeaba la base 3 y, como el nombre de su espacio señalaba, buscaba compañía. El contenido no se limitaba a sus aventuras y desventuras amorosas, sino que narraba pasajes de su vida con una dosis de humor envidiable. Dos semanas después apareció su contra parte, Busco Novio de Alicia Bisso, con temática similar, pero sin tanta risita. Creo que a algunas mujeres nos cuesta mucho más reírnos de nosotras mismas.

Con el correr de las semanas me hice seguidora de ambas bitácoras, y de varios blogs más que aparecieron en El Comercio, y si bien me he identificado con varios posts escritos por Alicia, cosa que alguna vez les compartí, me divertía muchísimo con las vivencias de Renato Cisneros, y hasta alguna vez, jugó por mi cabeza la idea se ser esa novia que tanto buscaba. Así como las miles de chicas que leían su blog y que le enviaron la nada modesta suma de más de dos mil comentarios, pidiéndole que no cierre su espacio, el día que contó que dejaría de escribir pues ya había cumplido su misión, ya tenía novia. 


Por cuestiones que no voy a detallar, el cierre de Busco Novia duró poco, así como la historia de amor de Renato con esta chica que lo alejó de su faceta como bloguero. Para felicidad de sus seguidoras enamoradas, y los chicos que lo leían, que no eran pocos, él siguió contando sus vivencias. Hasta que varios meses después, confesando de nuevo que estaba con novia, hizo algo así como un experimento. Empezó a publicar una novela por episodios, historia que enganchó en el acto a todos sus lectores porque no era un guión rebuscado, era algo que le podía suceder a cualquier mortal. Al finalizar esta novela contó dos novedades. La primera era que llevaría esta novela al mundo editorial, y la segundo es que abandonaría el espacio de El Comercio, para abrir su propia web, en la que seguiría escribiendo, de lo que se le venga en gana.

Yo, fiel y al pie del cañón, lo seguí a su nuevo portal y compré su libro, el cual leí en tres noches. También lo escuchaba por la radio, veía su programa de noticias, y me enteré de su matrimonio, su mudanza a España, y su nuevo proyecto, una novela basada en la vida de su padre, la misma que escribiría en privado, sin usar su blog para presentarla, ni enviar adelantos, ni nada de nada. Más de uno sabe como terminó esa aventura titulada La distancia que son separa. La novela fue aplaudida por la prensa especializada y considerada a nivel nacional la mejor novela del 2016.

Escribió un libro más, volvió al Perú, empezó a escribir dos columnas, una de ellas para Somos, y yo seguía leyéndolo, riéndome con él, disfrutando cada párrafo. Sin embargo, en algún momento me desconecté de él. Caí en cuenta de ello, porque resulta que había escrito un libro, contando en tercera persona su experiencia como bloguero,  y yo no me enteré, hasta hace dos viernes, en que me encontré cara a cara con la novedad en la 23 Feria del Libro de Lima. 

La compré sin pensarlo tanto, y esa noche, al llegar a casa, y mirar cada una de mis nuevas adquisiciones, pensé, que bonito sería que Renato Cisneros firmara su libro. Era un anhelo, que se hizo realidad el último 27 de julio. Mi papá me contó que Cisneros y uno de Los Chistosos, Hernán Vidaurre, estarían al día siguiente en la Feria del Libro, emitiendo su programa de radio desde allí. Yo tenía planeada una visita ese mismo día, así que metí a mi mochila, Cosas que no hay que contar, el último libro de mi escritor contemporáneo favorito, y enrumbé a la FIL.


Ubiqué el lugar donde estaban emitiendo el programa, con esfuerzo logré acercarme, y en una pausa comercial, le pedí a una asistente de producción, carente de carisma, que por favor le alcanzara mi libro a Renato. Solo quiero su firma, le dije con toda la dulzura y amabilidad que pude, y recibí por respuesta un seco y tajante no que rompió de un sopapo mi ilusión. Sin embargo, la divina providencia vino en mi ayuda, valiéndose de un par de señores que estaban a mi lado y una niña que me abrió paso. Corrí y me planté en frente de Cisneros. Mientras él firmaba los libros de otras personas que habían decidido obtener su autógrafo a como diera lugar, me sentía nerviosa, incierta, pero feliz, eso si, a punto de lograr mi objetivo.

Llegó el momento en que estuve frente a él y le pregunté ¿firmarías mi libro, por favor?, con el mismo tono con que se lo pedí a la asistente de producción mala gracia. Obvio que me dijo que si y me preguntó mi nombre, yo me quedé babieca y casi le digo, me llamo como a ti se te de la gana, pero recuperé la cordura, justo para decirle Sandra, agregar que lo seguía desde su Busco Novia en el 2007, y finalizar confesándole que estaba feliz de conocerlo y dándole la mano. No pedí foto, porque recordé que hace mucho, él había narrado que se sentía como Mickey Mouse o algún personaje animado cuando la gente le pedía una fotografía.

Volví a mi lugar con una sonrisa inmensa, la misma que hasta este momento no se borra de mi cara, presencié la entrevista que le hizo a Silvia Núñez del Arco, escritora y esposa de Jaime Bayly, y volví a casa, no sin antes darme una vuelta más por la feria y comprar otro libro. Obvio que mi edición de Cosas que no hay que contar, se ha convertido en uno de mis objetos mas valiosos, junto con la baqueta de Toto, el baterista de Mar de Copas, y mi diploma de Bachiller.

Esta fue pues, mi relación con Renato Cisneros, mi escritor contemporáneo favorito, uno de los inspiradores de este pequeño espacio y, en algún momento, mi amor platónico. Y así abro un nuevo capítulo como lectora enamorada, el mismo que llegará a un nuevo punto álgido, el día en que me fleche otro autor y se me meta entre ceja y ceja la idea, aunque sea vaga, de tener su firma en mi edición. Entonces, en algún momento, esta historia continuará.

Canción para celebrar mi pequeña victoria... Como les contaba mi fascinación por Renato Cisneros se remonta al 2007. Por ese entonces, esta canción sonaba en MTV, o eso dice YouTube, y yo le hubiera querido decir, en ese momento lo mismo, yo quiero ser tu novia



En el 2007, Amaia Montero se separó de La Oreja de Van Gogh y yo me deprimí horrible, porque pensaba que uno de mis grupos favoritos se desintegraba. por suerte me equivoqué y la sonrisa volvió a mi cara, cuando unos meses después La Oreja anunciaba nuevo disco y nueva vocalista. Yo bailaba al son de un último vals



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