La otra

En las telenovelas, películas de bajo o gran presupuesto, obras de teatro, series de Netflix o cualquier otra dramatización, siempre hay buenos y malos. Y la mala es, la mayoría de las veces, una mujer sin escrúpulos que se le mete por las narices al buenote, y recontra caído del palto, del galán, que se deja seducir. Esta fémina se gana el odio de medio mundo, es la villana, la antagonsita, la compinche de Maléfica, Cruella de Vil, y todas las brujas de Disney, y también es la querida, la trampa, la otra.


Es bien fácil juzgar, satanizar y enviar a la hoguera de la indecencia a esta chica con la que el "inocente" del protagonista le saca a la vuelta a la heroína de la historia, que seguro es 100 por ciento encanto refinado, un terroncito de azúcar, un amor. Antes de sacar el kerosene, fósforos y el árbol al cual vamos a amarrar a la otra, para quemarla viva, pensemos solo un minutito, y recordemos que una infidelidad no es una causa, sino una consecuencia.

Consecuencia de qué, nos preguntamos. De falta de atención, invasión de la rutina, pérdida de interés, exceso de celos, no se, tantas razones como personas hay en el mundo, y justo en ese instante, en que la relación tambalea, aparece otra persona, y ¡zas!, empieza la infidelidad, que es una deslealtad y una falta de respeto, es verdad, pero no solo de la tercera, sino de la pareja que se olvidó de los votos y las promesas de amor eterno que alguna vez hizo. Así que no vengamos a hacernos los tontos, en una infidelidad participan tres personas, por lo menos, ya que nunca falta el infeliz que se mete con cada par de piernas que se le pone en frente.

Esta mujer, llamada la otra, ¿es mala por naturaleza? No. Puede que sea incauta, y que el infiel en potencia le haya contado toda su vida, omitiendo un detallito insignificante, su estado civil. O que los dos hayan encontrado un montón de cosas en común, exista una pizca de admiración, y espontáneamente nazca el amor. O, que hayan tenido una relación e el pasado y crean firmemente que donde hubo fuego cenizas quedan. 

Con todo lo dicho aquí, no quiero ni canonizar y defender a todas esas mujeres que hayan hecho mal tercio en una relación, ni echarle toda la culpa a los hombres que alguna vez sacaron los pies del plato. Simplemente quiero que se entienda que esa, a la que llamamos la otra, no es mala por naturaleza, y que es simple tacharla como rompe hogares, sin considerar que hay un problema profundo que no se atendió en la pareja original, porque no quisieron afrontarlo, de manera voluntaria o no.

Puede que una relación ande de mal en peor, y se mantiene por costumbre, comodidad, los hijos, propiedades compradas en conjunto, o cualquier cosa, menos amor, y aparezca otra persona que le de vitalidad, color y algo de sentido a la vida de uno de los integrantes de la pareja, que caiga en cuenta que si se mantiene un matrimonio o una convivencia debe ser por un pacto mutuo que se renueva día con día. En este caso, ¿es culpa de la tercera persona llegar a una escena idónea para que se consume una infidelidad? No, simplemente las cosas se dieron así.

Se que también hay mujeres que sabiendo que el sujeto de su deseo es un hombre casado, imponen su presencia, se desdoblan en disfuerzos, se meten por los palos, y como saben que quien sigue la consigue, insisten e insisten hasta que o se aburren, o la mandan de paseo, o logran su objetivo. En esta escena, si pues, la otra es una indecente, una inmoral y se merece todos los peores calificativos del mundo.

No todos los casos son iguales, dependen las circunstancias. Si en el escenario, la tercera no tiene la culpa, simplemente llegó, y los sentimientos son genuinos, la relación pasa de la clandestinidad a la luz pública, y hasta tiene un final feliz. Digamos que no es la historia de amor típica, pero por eso mismo es más valiosa, y determina el carácter de las dos personas que la construyen.

Es difícil librarnos de prejuicios, y dejarnos llevar porque las personas de "moral intachable" dicen. Cada quien vive su vida como mejor le parece, por eso los hombres y las mujeres somos libres e independientes de hacer lo que se nos antoje, tomando en cuenta siempre las consecuencias. No vale herir, porque en esa caso, la otra si se convierte, y con creces, en la mala de la película.

Canción para romances de a tres... Debo confesar que desconocía esta canción, hasta que Ariztía la interpretó, y remeció órganos vitales, en su último concierto en Lima. Aquí la firme, le dice al infiel en potencia que hable con la que sale sobrando en la relación y le aclare algunas cosas. Dile, y después conversamos


Yuri es la voz cantante de todas las mujeres que alguna vez han participado en una relación de a tres. Si nos detenemos a escuchar sus canciones, nos vamos a dar cuenta al toque, por ejemplo este, recontra antigua, en la que le dice al pata que es moderna, pero no transtornada, por eso no quiere saber nada con la poligamia

    


  

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