Apatía

A veces los ánimos se vienen abajo de buenas a primeras, porque si, porque de repente estamos en esos días en que nuestras hormonas hacen lo que quieren, porque, sin saber ni cómo, ni por qué, se nos viene a la cabeza una escena amarga, y una angustia inexplicable se instala cerca del estómago. Esos días, le damos la razón a los hombres, mujer que no es complicada, no es mujer.


Hay días en que no queremos saber nada de nadie. Tampoco queremos que nos pregunten, porque no tenemos ni ganas, ni energías para enumerar, una por una nuestras razones, queremos estar en mute, y que el mundo, se silencie con nosotras. Calladitos, todos se ven mas bonitos. Lo que si deseamos, y muchísimo, es que nuestros familiares, amigos y demás personas cercana, tuvieran una bola mágica que les diga que estamos en esos días en los que ponemos un cartelito que dice "disculpe la molestia, día de apatía", y así evitan llamarnos, buscarnos, enviarnos un hola que se quedará sin respuesta.

Los machistas pensarán que eso pasa porque estamos en nuestros días. Si ellos sangraran al menos un día al mes, sintieran esos calambres en los ovarios, durmieran con el temor de que se mueva la toalla y todo amanezca hecho un asco, y encima, las hormonas revoloteen, haciéndonos llorar, así veamos un programa concurso o una comedia, tal vez nos entenderían. Lastimosamente, ellos ni pasaron, ni pasan, ni pasarán por estos avatares, por lo tanto no nos entienden, y no tienen derecho a opinar.

Ellos deberían saberlo de antemano, porque abrir la boca y dar su visión sobre lo que nos pasa es ganarse una mirada de odio infinito, y una respuesta del tipo "vete al demonio". Aunque a veces nos quedamos calladas, porque el silencio es el peor castigo, eso de odio quiero más que indiferencia es muy cierto. O tirar un portazo, y que el sonido inclemente de esa puerta diga en una, todo lo que no podemos expresar. ¿Tan difícil es que simplemente nos dejen ser, sin preguntas de por medio? Estoy en un mal día, acompáñame con tu silencio, no me interrogues cual integrante de la PIP, que sentir apatía no es un delito.



Más que ser algo moralmente correcto, o un estado intermitente, la apatía es un derecho. Independientemente de ser hombres, o mujeres, todos tenemos derecho a estar neutros, no sentir, no reaccionar, no hablar, no sonreír, ni si quiera salir de la cama. Y si no hay mas remedio que abandonarla, solo deambulamos con cara de velorio, sin ganas de dar razones, mucho menos de reírnos, así nos hagan cosquillas, y con unas reverendas ganas de volver a casa, encerrarnos y dejarnos ser a solas. 

Si queremos llorar, reír por nada, cantar, maldecir, comer cantidades industriales de lo que sea, o dormir y dormir, podemos hacerlo. Es más, debemos hacerlo, porque así como defendemos nuestros derechos civiles voz en cuello, también debemos defender de manera individual la opción de no querer nada con el mundo, uno o dos días. Si la situación se prolonga a cinco días, una semana o más, te sugiero que busques ayuda profesional, y acto seguido, te ruego que no me odies.

Ni a mi, ni a nadie, porque tal vez hoy no lo entiendas, o no lo proceses, pero a la luz de un nuevo día, y un mejor ánimo, te darás cuenta de que la gente a tu alrededor te pregunta, te busca y espera contestaciones cálidas, porque te quiere, y te quiere bien. Verte y saberte bien. Aunque, nunca faltará por ahí el chismoso, o chismosa, que disfruta saber que alguien anda sombrío, porque o es infeliz, o tiene un trauma, o simplemente tiene ganas de usar el adjetivo de demente, o amargado con quien sea. Los villanos también tienen derecho a darle cuerda a su gen maligno.



Como nos gustaría no tener días malos, apáticos, atípicos y antipáticos. Como nos gustaría ser como ese compañero, amigo o conocido, que siempre está sonriendo, feliz, despreocupado. Se le ve tan, pero tan bien, que hasta nos da cólera. Y obvio que nunca, hemos parado a pensar que, de repente, esa persona tiene días horribles, el tráfico a todos nos encoleriza por igual, sin embargo pone todo de su parte para no andar entristeciendo a todos, y se pone como misión, mantener el ánimo arriba, y tratar de hacer lo mismo con su entorno.

Tenemos derecho a tener días grises y sin sabor, pero también tenemos derecho a sentirnos mejor con nosotros mismos y a pintarnos el día, o dejar que alguien lo haga. Cuando era chiquilla, me bastaba con ver al chico que me quitaba el sueño para alegrarme, si me saludaba, la sonrisa no me la quitaba nadie, y si conversábamos largo y tendido, sentía que no se podía ser más feliz. ¿Y si tratamos de retroceder el tiempo? De repente, solo necesitamos un abrazo, que nos apachurre el alma, para sentirnos, aunque sea un poquito mejor, y mandar a la apatía de paseo.

Canción para día apáticos y ponerse en neutro... Dicen que justo esos días en los que no queremos nada con nadie, y no sabemos por qué, las horas se hacen más largas, los minutos piden permiso para sucederse uno a uno, y curiosamente, el tiempo de sueño no nos parece suficiente. A veces ignoramos la alarma, despertamos 10 para las 10 y concluimos que se nos hizo tarde, otra vez


Estos días, he sentido muchas cosas, menos apatía. Entre los sentimientos que rondan mi corazón, hay mucha emoción, porque voy a saldar una deuda con la adolescente desmelenada y melosa que jamás fui, y voy a ver en vivo a esos grupos por los que moría, cuando tenía entre 13 y 17 años. Uno de ellos, es Ariztía, y espero que incluyan esta canción en el concierto, caso contrario, exijo se me devuelva el costo de mi entrada

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

El retorno de la duendecita

Solteronas y solteros codiciados

Lo que callan los hombres