Cuarto intento

Es mi cuarto intento de post hoy. Quiero hablar de un ex, a la tercera línea me doy cuenta de que no hay nada trascendente que contar. Pienso en decretar en voz alta que ahora, que recién empieza el año, es el mejor momento para soltar. Y mientras empiezo a escribir, me preguntó soltar qué, si siento mis manos mas vacías que de costumbre. Luego me animo para dar mi speech sobre el momento político del país y caigo en cuenta de que quiero renegar para no llorar. En síntesis, no tengo idea sobre que escribir hoy. 


Debe ser que últimamente tengo la mente en blanco, ando carente de ideas, de planes, de motivaciones. El involuntario año sabático resultó ser contraproducente. Y es que ha venido de la mano de un aislamiento también involuntario e inconsciente. En este escenario prefiero tener la mente en blanco, antes que llenarla de ideas que no tienen ni pies, ni cabeza. La verdad, reviso mi historial y recuerdo una situación similar a este en el 2009, tras ese naufragio emocional que me desequilibró mal. Yo se que no voy a pensar más en él, y si lo hago me va a dar risa, más que conmoción. ¿De verdad cerré ese capítulo?, ¿de verdad me olvidé de él?

No, no me he olvidado ni de su nombre, ni de su cara, ni de su voz. Un poco difícil hacerlo. Lo que si no recuerdo es lo que me provocaba, los nervios cuando iba a verlo, la euforia cuando su nombre aparecía en mi celular, los mensajes entre coquetos y provocativos, hasta todo lo que me pasaba cuando me besaba. No quiero recordarlo, no quiero desquiciarme de nuevo, no quiero que alguien desordene mi vida, no quiero preguntarme todos los días si hoy él me quiere, si hoy le provoca verme, si hoy me recuerda. 

Caigo en cuenta de que eso de cuidarse y quererse a si misma, encuentra su génesis en esa inestabilidad. Es verdad que preferir a otra persona es una elección que hacemos todos los días, y que en eso radica la libertad del amor, pero el cariño debe estar presente siempre y ser prioritario, si no, ¿para qué entablar una relación? Mientras empiezo a divagar en esto, escucho un canción de The Beatles y se me viene a la cabeza la idea para un próximo post. Descubriré si llega o no a buen puerto cuando me siente a escribirlo. Si se da de una sola sentada entonces va a funcionar. Esos post que se escriben en una, sin pensarla tanto, o de repente con una idea ya cuajada que necesita plasmarse en un teclado, son los que mayor acogida tienen.


Volteo a ver el calendario, es el primer jueves del año, de este año que será lo que tenga que ser, y este es el primer post del 2018, por lo que debería ser promisorio, motivador, al menos dar risa, pero no lo uno, ni lo otro, mi mente sigue en blanco. Espero que esto no sea un aviso divino de lo que viene, un año sin ideas que plasmar, sin pensamientos que compartir. Yo, la reina de los temas de conversación, se quedó muda. Eso si sería producto de una cambio radical en la alineación de los planetas.

O de repente, es que tanta conmoción política me deja muda, helada, desolada. La verdad a mi nunca me interesó mucho la vida política del país. Siento que sería más fácil seguir así, desinteresada, para no hacer hígado cada vez que un desubicado congresista vestido de naranja abre la boca, pero no puedo con mi genio, no puedo quedarme callada mientras desbancan a mi país, no puedo estar fresh cuando la situación está mas negra que una tarántula africana. Me siento decepcionada, me siento frustrada, me siento desorientada. Y se que miles de peruanos se sienten como yo. Y salen a las calles a buscar una solución, una esperanza, un salvavidas. Justo ahora siento que todo se está yendo al demonio.

Justo ahora que convivimos con la inseguridad, la delincuencia y la violencia, un indulto, que es un insulto, ni más, ni menos, nos lleva a vivir al reino de la impunidad, la tierra prometida para los criminales, delincuentes y mafiosos. ¡Cuídense Colombia y México, que Perú promete robarle a los manda más de sus carteles y terroristas!, ¡bienvenidos asesinos, aquí el crimen no paga! No es chiste, acá el crimen no paga, acá hacer justicia a un delito es un caso de excepción, acá los violadores son unos santos y las víctimas los provocamos. Y cuando pasa algo del tipo Fuenteovejuna, todos a una, en que todos los ciudadanos salimos a las calles a hacer justicia con nuestras manos, las autoridades se rasgan las vestiduras. 

¿Es que no se dan cuenta que ellos con su inacción son quienes provocan eso? Matemos a los violadores, a los criminales, a los rateros, a los congresistas naranjas y sus familias. Y si nos meten presos, en uno o dos años, nos hacemos los enfermos terminales, con desmayadita e intermamiento incluidos, pagamos a los médicos que conforman la junta, enviamos unas fotos al facebook con cara de miren, me estoy muriendo, y ¡zas!, nos firman el indulto y se acabó. Volvemos a hacer fechorías, como si nada hubiera pasado.


Dije que no quería hablar de política y caigo en lo mismo. Lo siento. Como acto de contrición, prometo recoger absolutamente cada una de las ideas que se me crucen por la cabeza y tratar de exprimirlas de una sola sentada, y releer cada post para encontrar algún cabo suelto y desarrollarlo. No se que espera este año, solo pido que la creatividad y las ganas de escribir no se extingan. El año recién empieza, así que ale, ale y a lo que venga con alegría. Todo nace de nuevo, vamos todavía.

Canción para renglones sin sentido... En estos tiempos de incertidumbre, desazón y demás sentimientos grises, necesitamos cualquier cosa que nos ponga de buen humor. A mi me funcionan algunas canciones clásicas, por ejemplo esta, tan antigua, como efectiva

 

Empieza el verano y yo siempre busco alguna canción que me acompaña en esta temporada. Como aún no la encuentro, reciclo esta para que me acompañe en cada caminata, en cada visita a la playa, en cada nuevo viaje en autobús, para imaginar que voy a una isla en el sol




  





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