Eliminando patanes
Unos meses atrás leí un artículo que me gusto mucho. Trataba de una mujer que se convencía a si misma, y de paso a todas las que leímos sus líneas, de que no era un imán de patanes y de que debía aprender de sus relaciones fallidas para no volver a enredarse con un bueno para nada, que solo le dejaría un sinsabor de boca y un corazón hecho puré. ¿Cómo decirle no a un patán?
Para rechazar a un patán, primero debemos reconocerlo. La RAE señala que un patán es un hombre zafio y tosco, o sea un tipo carente de modales, educación, detalles y sutilezas. Así parecería fácil identificar a uno, sin embargo no es tan sencillo como parece, ya que no debemos perder de vista que cuando una relación se proyecta jugamos al baile de las máscaras, exaltando nuestras bondades e inventándonos cualidades que sabemos que no poseemos, pero con entrenamiento y por la magia del amor quién sabe, y escondiendo bajo la alfombra esos defectos que ni nosotros soportamos.
El patán entra al juego, y lo maneja muy bien, por eso en un primer momento parece el hombre más caballeroso y simpático del mundo entero, y una vez que caes rendida por sus encantos, saca las garras y te ves entrampada en medio de una relación tóxica, con un hombre que definitivamente no es del que te enamoraste. Sabes que la gente cambia, y no siempre para bien, pero esos cambios son consecuencia de lo que le ha tocado vivir a cada quien, no pérdida total de cualidades de la noche a la mañana.
¿Hay señales claras de que ese hombre tan encantador es en realidad un patán? Si, y aunque no es una regla general, el patrón de conducta se repite en la mayoría de los casos. Un patán es por lo general un encanto contigo, pero muy grosero con el resto de personas. Eso lo puedes detectar al verlo interactuar con su entorno, escuchándolo hablar por teléfono basta. Y eso nos lleva a otra actitud a la que debe estar muy atenta. Huye si notas que le presta más atención a su celular que a ti.
Igualmente si le gusta jugar a las escondidas, es decir sale contigo, la pasan bien y al día siguiente desaparece, no da señales de vida, hace ¡bum!, hasta que de pronto resucita, pero solo por un día, y así infinitamente. O sea, sale contigo cuando tiene tiempo, cuando le provoca, cuando se acuerda que existes. Y cuando llega el momento de pedirle explicaciones, previa pataleta y resentimiento, te inventa cualquier excusa, y esa excusa es tan conocida y tan sonsa que concluyes que te está mintiendo, tal vez lo haya hecho antes, y de seguro lo volverá a hacer.
Aunque en una relación de a dos, el tercero sale sobrando, cuando tengas la sospecha de que el chico que tienes al lado es un patán, sería bueno pedir la opinión de tus amigos y círculo cercano a ti. Ellos pueden contarte si tiene fama de picaflor y su reputación deja mucho que desear. Eso sumado a tu infalible intuición son una buena señal de alerta. Tus amigos también son útiles para detectar algún cambio no positivo en ti. Si ellos notan que, entre otras cosas, tu autoestima se acerca cada vez con más velocidad al cero, es momento de alejarte del sujeto que tienes al lado.
Recuerda que en una relación, el espacio propio es muy importante. Si se inmiscuye en tus cosas y olvida el significado de la palabra privacidad, es un patán. Este involucramiento en tus cosas incluye revisada de celular, facebook, twitter y demás redes sociales, con o sin tu consentimiento. Y aunque parezca paradójico, si es un patán no te contará nada de su vida, ni como le fue en su trabajo, ni como se llama su mejor amigo, ni nada de nada. Su vida te deja varias interrogantes, las mismas que no se resuelven con el pasar del tiempo.
Si has detectado una o varias de las señales descritas aquí, es momento de que cortes con el identificado, por lo sano y sin mayor remordimiento. Esta mala experiencia, te deja una lección valiosa, la cual debes aplicar en adelante, cada día, en cada intento de relación. Recuerda que una no sufre por las puras.
El patán, así haya mantenido respetable distancia, puede haber disminuido tu autoestima, tu seguridad, tu confianza en el mundo, eso es normal. Lo importante es jamás perder la fe y la seguridad de que en el mundo hay gente buena, no abunda, pero hay. También es recomendable verte en el espejo, de nuevo, revalorarte, volverte a querer con todas tus fuerzas y repetirte de que recibes lo que mereces, y tú eres demasiado bueno, por eso no eres, ni volverás a ser un imán de patanes. Nunca más, lo juro, lo juras, lo juramos.
Canción para eliminar patanes... Puede que hayas caído una vez, total, todas hemos pecado de ingenuas y tontas en algún momento de nuestras vidas. Lo importante es reconocer las señales de alerta a tiempo y decirle a ese patán, yo ya no te quiero
Los patanes aparecen en cualquier momento, da lo mismo que sea julio o diciembre. Cortar de raíz puede que duela, porque a la larga había una que otra ilusión sembrada. Hay permiso para sentirse un tanto intrigada, otro tanto decepcionada, y en estas circunstancias una canción de La Oreja de Van Gogh hace que no nos sintamos solas en el mundo
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