Verano traidor

"Tú serás el tiempo y el lugar de un verano nada peculiar" canta La Oreja de Van Gogh, y tengo cierto grado de identificación con este trocito de canción. No hay co protagonistas, pero este definitivamente ha sido un verano nada peculiar, atípico, la excepción a la regla, o eso espero, este es un verano para el olvido.


Si ustedes leen religiosamente todas las semanas este pequeño espacio, o me conocen medianamente bien, deben saber que yo amo el verano. Me emociona la proximidad de los días de sol, el cielo celeste, los helados, las escapadas a la playa los fines de semana, andar sin chompitas a la mano, en fin, para mi sobran los motivos para amar la estación cálida. Mi expectativa de que este sería un lindo verano se desplomo poco a poco, y el verano 2017 será un verano para olvidar y para que nunca más se repita. Claro, nadie en su sano juicio va a querer que se repitan las lluvias, huaycos e inundaciones que azotaron al país, y en lo personal yo no quiero que se repita la catástrofe personal en la que me siento.

Este verano, por ejemplo, no he ido a la playa, ni una sola vez, la he visto a lo lejos, he merodeado por ahí, pero no me he tumbado panza al sol cual sirena subida de peso, no he chapoteado en nuestras 200 millas de mar, no he conversado horas de horas con mis amigas mientras el sol nos calcina la piel, y nostras felices aceptamos la quemada y los efectos post playa. ¿Por qué? Primero, porque el balneario que visito cada verano sufrió los ataques de la naturaleza y de la gente sonsa que confunde la playa con el basurero de la ciudad. 

De otro lado, por esas cosas de la vida, en enero me convertí en la mujer más ocupada del mundo, y cada fin de semana se me aparecía un plan diferente, plan que no incluía visita a la playa. Lo tomé con calma y dije, como van las cosas, hay por lo menos 3 meses más para ir a la playa. Nadie presagiaba que en febrero me detectarían el fibroma gigante que me mandó a la sala de emergencia de una clínica, y salí de allí con varias indicaciones, entre ellas mucho reposo y un tratamiento que se ha postergado hasta estos días.

No visité la playa, pero si 3 clínicas, en las cuales me atendieron 3 médicos diferentes, sin contar con los cardiólogos, hematólogo, anestesiólogo y demás especialistas a cuyo escritorio llegó, por esas cosas de la vida, mi historia médica. No puedo decir que la ausencia de playa me quitó la inspiración, es increíble todas las tonterías que una piensa mientras espera que alguien diga tu nombre y te diga el doctor la está esperando. Esos minutos antes de entrar al consultorio pueden ser aburridos, infinitos, angustiantes, pero tan productivos como uno los quiera hacer.


Sin embargo, no hay mal que por bien no venga. Este verano he comprobado la veracidad de ese refrán que dice cosecha vientos y sembrarás tempestades, pero a la inversa. Yo puedo ser renegona, terca, picona, necia, y miles de cosas más, pero mala, mala, mala, no soy, al menos no tanto, y por eso no colecciono enemistades, todo lo contrario, y puedo decir orgullosa que las amistades que han ido apareciendo en mi vida son auténticas, porque están cerca ahora que las cosas no están tan bien. 

Mis amigos han estado al tanto, algunos permaneciendo a mi lado, otros sorprendiéndome gratamente al reaparecer, muchos superando mis expectativas con gestos que me han conmovido y que espero poder compensar en algún momento, de hecho lo voy a hacer cuando este operativa al 100 por ciento. Y no puedo dejar de mencionar a mi familia que me ha engreído, me ha atendido y se ha preocupado porque se cumpla todo lo recomendado por cada doctor, recuerden que no fue uno, fueron tres sin contar cardiólogos, hematólogo, anestesiólogo y demás especialistas. En síntesis, tantos mi familia de sangre, como mi familia por elección, o sea mis amigos, se han portado de primera, me siento muy querida y eso hace que este verano no pierda el color.

Y bueno, después de contarles esto, paso a comunicarles que estoy realmente nerviosa, ansiosa, preocupada y muerta del miedo. El 20 de abril es el día D, De la operación, y espero que todo se de sin mayor problema, porque me ha costado cambiar de médico y de clínica, superar los pensamientos negativos, ganarle la batalla a una hemoglobina rebelde con unos pinchazos dolorosos y, como si fuera poco, solucionar problemas administrativos que aparecieron en pleno jueves santo. Por último, que sea lo que tenga que ser y que la fuerza sea conmigo.

Canción para veranos atípicos... Una cosa buena de este verano, fue la noticia de que La Oreja de Van Gogh viene a Lima, mejor todavía que voy a ir a verlos, y lo digo entrada en mano, y superior a todo esto, que voy a compartir esa noche del 14 de junio con la mejor compañía que puedo pedir... Gracias por el regalo, los buenos deseos y la compañía incondicional mi querida Nery


Durante el verano he redescubierto algunas canciones y esas bandas que marcaron diferentes etapas de mi vida, y en definitiva no se puede explicar mi adolescencia sin hablar de Vilma Palma e Vampiros, por eso una de sus canciones da título a este post, y por eso digo que a esos argentinos los quiero escuchar hasta el día que me muera




Comentarios

  1. Como siempre un excelente post Sandra. Se que todo saldrá bien. Mis oraciones y la de mis pollitos estarán contigo. Muchos abrazos.��

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  2. Gracias Isa!!! Abrazos para ti también

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