Mequetrefe
La RAE define mequetrefe como persona entrometida, bulliciosa y de poco provecho. Ya que mequetrefe es una palabra que me gusta y que de un tiempo a esta parte suelo utilizar, evaluemos si la aprovecho bien o no.
Cada vez me convenzo más que los requisitos para ser serenazgo son ser bruto y creerse el bacancito de la cuadra. Hace 15 años, cuando hice mi aparatoso ingreso al mundo laboral comprobé que hay serenos respetuosos, inteligentes, muy amables, pero esos poquitos han ido disminuyendo hasta llegar a cero.
Por eso reniego cada vez que me cruzo con alguno de ellos en mis incursiones al Centro de Lima, porque su trabajo no solo es cuestionable, porque no entienden que poner orden en las calles no se limita a meter miedo con su camioncito ridículo, porque nadie los ve como autoridad, por lo tanto no los respetan ni en su casa. Los serenos hoy por hoy, son sujetos que mucha bulla y nada de nada, son individuos de poco provecho, por lo tanto los serenos son unos mequetrefes.
La buena salud es un derecho universal. Eso en el Perú, es pura teoría, porque aquí la buena salud es un privilegio, entonces si puedes pagar una clínica, bien por ti, sino, prepárate para sufrir o morir en el pasillo de algún hospital público. Hay médicos buenos, eso es indudable, pero la atención antes de que llegue el glorioso momento en que te hacen pasar a un consultorio, es inhumana.
El primer problema del sector salud son los trabajadores que están en planilla; los que tienen su trabajo asegurado, por lo tanto hacen lo que quieren; los que, al mejor estilo de la mayoría de congresistas, se pasan días enteros calentando el asiento y poco les importa la gente que deben atender. Ellos están mas interesados en el chisme del día, comer o leer el periódico, antes que atender a las personas que hacen cola esperando ser atendidos, obvio todos tienen algún mal, o un familiar enfermo. Trabajo poco provechoso, porque el sector salud en el Perú sigue en emergencia, entonces los trabajadores en planilla de dicha área son unos mequetrefes.
De un tiempo a esta parte, con nuevos valores y un entrenador que quiere hacer las cosas bien, digamos que la selección peruana de fútbol está mejorando. Alguna vez he confesado muy orgullosa que yo soy la más pincha globos de todo el planeta cuando juega Perú, por ello no pongo reparos al ser realista y decirles que no vamos a ir al Mundial de Rusia. Este desencanto por el balompié no es de gratis, no es porque jamás entendí de fútbol, o porque quiera ser solidaria con mi mamá que tampoco disfruta del deporte rey.
La pérdida de mi fe en el fútbol peruano tiene nombre y apellido, y no uno sino cuatro. Ese cuarteto conformado por Pizarro, Vargas, Farfán y Guerrero, el cual lucía el inmerecido nombre de los cuatro fantásticos, me parecen los inútiles más escandalosos de toda la galaxia, y no hay gol que los perdone, ni peliculita que me impresione. Estos patas no hicieron nada porque seleccionemos, no nos enviaron a ningún mundial, y utilizan sus "concentraciones" como sus vacaciones y las excusas perfectas para encontrarse con sus amantes. Son bulliciosos y no hacen nada útil, entonces son mequetrefes.
Mis vecinos tienen un negocio, y eso no es malo, por el contrario, bien por ellos que quieren surgir en la vida, tienen pleno derecho de hacerlo, de lucir su lado emprendedor, de superarse. Pero, ellos se olvidan que el derecho termina cuando empieza el derecho de los demás. Entonces, queridos vecinos, reclamo en nombre de toda la cuadra nuestro derecho de dormir en paz, y no ver interrumpido ese merecido descanso en plena madrugada cuando llegan sus clientes a rendirles cuentas.
Si nosotros soportamos estoicamente su bulla, encima no dijimos nada cuando chocaron el auto de un invitado nuestro (y no se hagan los locos que tenemos evidencia), y nos quedamos callados cuando estacionan sus carros en nuestro jardín exterior, ustedes podrían tranquilamente soportar la bulla que hacemos muy de vez en cuando, y los cohetecitos que reventamos en navidad y año nuevo, porque se nos da la gana de hacerlo. Ustedes, vecinitos adorados, son entrometidos y bulliciosos, por lo que les informo que encajan perfectamente en la definición de mequetrefes.
También califican como mequetrefe ese ex que se quiere pegarla de buen amigo y te recomienda que hacer y que no con tu vida; esa tía que cada vez que abre la boca es para contarte sus miserias, sus penurias, y cada vez te convences más de que necesita un psiquiatra para tratar su hipocondria; el novio de tu compañera de trabajo que cuando llega a recogerla hace de todo como para que alguien le diga que lindo auto; o ese conocido tuyo que no dura más de dos meses en un trabajo y vive cansado, porque es un malhecho.
Y amo usar la palabra mequetrefe cuando me refiero a ciertos alcaldes que no dicen ni chis, ni mus en estos tiempos de emergencia; a regidores que deberían quedarse callados y no decir atrocidades, como que los huaycos y las inundaciones son un castigo divino por cambiar la currícula escolar; gente mal informada que difunde alegremente falsas alarmas y noticias de dudosa procedencia por sus redes.
Pero quienes siempre se merecen ese adjetivo y se esmeran en ganárselo cada día mas, por eso deberían llevarse un premio que tranquilamente puede llamarse el mequetrefe de oro son los congresistas naranjas, que no contentos con censurar a Saavedra, se ponen salsa y le exigen al Presidente que resuelva la crisis en tiempo récord, pero ellos no mueven ni un dedo, luego inventan que la emergencia climática es una cortina de humo, y en el colmo de la estupidez humana celebran que en estos momentos su líder haga campaña.
Si mequetrefe es una persona bulliciosa, entrometida y de poco provecho, podemos decir que el partido naranja en vez de llamarse Fuerza Popular, debería llamarse Mequetrefes al Poder. Usen el nombre, les prometo que no les cobraré regalías.
Canción para los mequetrefes... En realidad estas personas son tan indeseables que provoca enviarlos a todos, y de un solo plumazo, al mismísimo demonio. O para hacerlo con clase, mandarlos a la fuck it
Aunque no parezca el verano va llegando a su fin. Si, se que es triste, se que es difícil de asumir, pero debemos aceptarlo, porque así es la vida, y porque ya varios se han aburrido de tanto calor. Entonces, es momento de entonar esta canción de Campo de Almas, que anuncia los días grises y las tardes frías de verano, que por acá jamás se sintieron
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