Empezar bien, estar bien

El inicio de un nuevo año emociona a todo el mundo. Ya sea por el tonazo y la consiguiente bombaza que promete, por la esperanza de que sea un año mucho mejor del que se deja atrás, por la oportunidad que representa y todo lo que se ve venir, por la ocasión para reflexionar sobre todo lo hecho, lo avanzado, lo que está en el tintero, lo que se olvidará. Sea como fuere, el año nuevo marca un nuevo comenzar, pero comenzar bien.


Este comienzo puede ser un nuevo inicio, una continuación, o un pasar a limpio. Esto último es similar a lo que algunos, los que fueron los alumnos más aplicados seguramente, hacían en el colegio. Todo lo dictado en clase se escribía en un block y en casa, como tarea adicional, se daban el trabajo de pasarlo a su cuaderno, con el margen derechito, los títulos subrayados y en letras grandes, los signos de puntuación en su sitio y ni un solo remendón. Igualito, llega un punto en la vida en la que caemos en la necesidad de reescribir lo hecho sin borrones, sin errores, como debe de ser, pero a eso se llega después de habernos equivocado cientos de veces.

Eso no quiere decir que la decisión de pasar nuestra vida en limpio nos vuelve impunes, sabios, perfectos y todopoderosos. Nos equivocaremos, pero tendremos la certeza de que no repetiremos ese error en el que caímos una y otra vez, esta oportunidad será cosa del destino, no nuestra decisión, y al levantarnos, porque es lo que hay que hacer, rescataremos la lección.

De repente este no es nuestro caso, nosotros queremos empezar de nuevo, dejar el pasado atrás para que no duela, ni pese, ni nos traiga una serie de arrepentimientos inútiles, entonces tomamos la decisión de emprender un nuevo camino, y queremos hacerlo bien. Ese hacerlo bien, más que ser una meta personal, o una forma de demostrarnos a nosotros mismos y al resto que si podemos, es una inversión. Empezar bien, sin perder el entusiasmo, la creatividad y el empeño en el camino, es un factor que suma al objetivo de estar bien, de sentirse bien.



A eso es lo que apunta toda persona con dos dedos de frente, a estar bien, a sentirse bien, a mirar atrás, de reojo no más, y darse cuenta que valió la pena, que ese derecho de piso pagado, ese reto asumido, ese miedo superado,ese desafío bien librado rinde frutos en un determinado momento. El bienestar no cae del cielo, es la chamba de cada uno.

Para mi este año me reta a empezar de nuevo, no mañana, pero si en un momento, que espero sea muy pronto. Quiero que sea un año de cambios, porque hay que quemar para crecer y ya toca hacerlo, cerrar una etapa y abrir otra. Hay algo de miedo, mucha incertidumbre, y el doble de ansiedad, lo cual me va a pasar la factura traducida en kilos en el corto plazo, pero es parte de todo, lo desconocido causa curiosidad y algo de angustia, es un paso hacia el vacío, y resulte bien o no, se aprende, eso es lo importante, así nuestro bolsillo pague las consecuencias.

Así sea año impar, yo tengo una esperanza firme y fe ciega de que este año va a ser mucho mejor del que se fue, que siendo par y bisiesto no fue del todo bueno. O sea, no fue pésimo, pero pudo ser mejor, mucho mejor. Y nos deja la moraleja de que hay que rescatar lo bueno, porque en el Perú siempre se puede estar peor,  que el año es lo que tiene que ser en buena medida por lo que hagamos o dejemos de hacer, y que siempre hay un plan b, ese mismo que es tan importante tener a la mano cuando las circunstancias cambian y nos ponen frente a un panorama poco probable. Esas mismas circunstancias que las brujas vaticinan, y no aciertan, por eso dejé de prestar atención a las predicciones del próximo año.



No soy bruja, por eso no hago ninguna predicción, pero si determino que este 2017 va a ser un año de cambios que sumen a mi vida y que me obliguen a dejar atrás muchas cosas. Hay que hacer ligero el equipaje, así que nada de valores sentimentales, lo que no sirve para afuera, para la calle, como dice una salsa pachanguera recontra antigua.

Con las cosas en claro, con las intenciones de o pasar la vida a limpio, o empezar todo bien, para estar bien, empecemos a escribir la historia. Tenemos 365 páginas, mas o menos, necesitamos una pizca de buena suerte, mucho trabajo y dosis inmoderadas de voluntad para que este año sea lo que queramos que sea y no solo lo que tenga que ser. Optimismo al 1000 por ciento, así empiezo mi año. Tengo la actitud, el resto es pura chamba.

Canción para estar bien... Sea empezar de nuevo, o pasar a limpio, necesitamos trazar un camino, que por lo general se va haciendo sobre la marcha, o modificando en el camino, si nos lleva a donde queremos llegar todo vale. Por ejemplo, La Oreja de Van Gogh va de camino a un corazón




Si bien este año no quiero cargar con cosas inútiles, si voy a cargar con algunas canciones a las que fui encontrándole el gusto, y más todavía a esas que me traen gratas estampas a la cabeza. Esta por ejemplo, que me encanta porque es de Gianmarco, porque con esta abrió su concierto del Parque de la Exposición y porque cuenta que hay que seguir con la vida porque hay que seguir. ¿Necesito más razones?




Comentarios

Entradas populares de este blog

El retorno de la duendecita

Solteronas y solteros codiciados

Lo que callan los hombres