Lo que el año me dejó
Hace algunos años me recomendaron una cábala que, me decían, era infalible. Yo la practiqué un par de veces y, no puedo negarlo, me funcionó bastante bien. Se trataba de escribir una carta a Dios agradeciéndole lo bueno del año que termina, también lo malo, porque de eso siempre se saca alguna lección y pidiéndole todo lo que deseas para el año venidero. En vez de utilizar lápiz y papel voy a utilizar el blog, y en ves de contarle a Dios, voy a contarle a todo el que se atreva a leer este post lo que me deja el 2012 (al menos lo bueno, los deseos no los voy a revelar). En el post anterior hablé de que este año que se acaba será recordado como el año de los conciertos, porque fui, si no a todos, a cuantos pude, encerrando en cada uno un recuerdo especial. También fue el primer año nuevo recibido en esta casita nueva, no fue tan bullicioso como hubiera querido, pero bueno, tenía mis razones para alejarme del alboroto y recibirlo sola, viendo los fuegos artificiales que no tenían