Y se rompió la mala racha
Muchos están restando los minutos para que se acabe el 2019, quieren que se vaya y ya, y los entiendo, porque yo estuve así en el 2017, más o menos así en el 2018, pero este año ha sido radicalmente diferente y yo quiero estirar estas horitas que le quedan al 2019 y convencerme de que el 2020 también será un año de buena racha. Antes de que revienten los fuegos artificiales y me atragante las uvas quiero recapitular lo vivido este año.
Recuerdo que en julio estaba conversando con mi Institución adorada. Ese día había tenido una entrevista de trabajo, la había aprobado y al día siguiente tenía otra, el puesto me encantaba, redactora, lo que había perseguido, pero de costadito, durante todo el tiempo en que busqué chamba. Le dije convencida y entre risas a mi Institución, si aprueba esta entrevista y consigo ese puesto, este 2019 será el mejor año de mi vida. En menos de 24 horas estaba embarcada en eso, en los mejores días vividos en los últimos dos años. Estaba feliz, y sigo feliz.
Feliz porque hago lo que me gusta y me pagan por eso. Aunque a veces me estreso, y me estresan, me gusta mi trabajo, y creo que no todas las personas pueden decir eso, o afirmar que están aplicando lo que aprendieron en la universidad, o en ese instituto en el que llevaron un curso que debían haber tomado hace mucho. Valió la pena volver a las aulas, y demostrarme una vez más que la puedo hacer, no sé muy bien cómo, pero aprobé el curso, tengo mi diploma, engrosé mi CV. Este año ha dejado un saldo positivo.
Como debe ser, este año he conocido personas increíbles, compañeros de trabajo que son unos capos, que a veces me intimidan, otras veces me retan, y siempre me dejan enseñanzas. Trabajar con mayoría masculina me permite conocer mejor a los hombres y tratar de entenderlos un poquito más. Eso si, hay cariño y respeto por montones. Me siento parte de un equipazo, ni más, ni menos, lo cual me satisface enormemente. En el plano laboral, este 2019 ha sido un año de comenzar de nuevo, de despegue, de bienestar.
En cuanto a lo sentimental, las cosas no presentan novedad, y aunque a veces eso me bajonea un poco, porque me encantaría tener al alguien a quien contarle mi día punto por punto cada noche, pienso que por ahora no tengo ni tiempo, ni energía. Acto seguido, imagino que cuando aparezca una persona que de verdad me motive, en lo último en lo que pensaré es en que no dormiré 8 horas completas y mañana voy a estar en automático.
Eso si, tuve la oportunidad de demostrarme que un capítulo se había cerrado, hacía rato y para siempre. Que otro, más antiguo todavía, me hace sonreír, ya no hay resentimientos, solo el recuerdo de los buenos momentos. Que hay historias que nacen sin pies, ni cabeza, y así como empiezan de la nada, terminan como si nada, se desvanece, de queda en el plano de las ideas, en lo platónico, en lo que no fue por alguna razón, que descubriremos sin querer y diremos ah, por esto era.
No quiero lamentarme por lo que no tengo, quiero agradecer lo que me deja este 2019. Satisfacciones, grandes momentos, muchas risas, buenos conciertos, tardes de compras, enseñanzas, conocimientos, nuevas realidad y algunas ideas que serán el punto de partida para este año, bisiesto, que empieza en un ratito más.
Querido 2019 gracias por estos increíbles 365 días, a ti si te quiero y te voy a extrañar, pero es momento de quemarte, de soltarte, de ir por mas, por nuevos sueños, por todo. Que este 2020 sea lo que tenga que ser, un año espectacular, de crecimiento, de metas más ambiciosas, de nuevos desafíos y mucho ingenio, para saber enfrentarlos y superarlos. Que sean 366 días llenos de oportunidades, de ilusión, de ideas, de trabajo. Que sean meses de superación, cada uno mejor que el anterior. Vente y vamos por todo y con todo.
Para todos y todas, gracias por acompañarme, prometo crear tiempo para escribir más este 2020, y seguir haciéndolos reír, recordar, o hasta reflexionar con cada historia narrada. Todo lo mejor, y ¡Feliz Año Nuevo!
Canción para rememorar el 2019... Este año ha traído buenas canciones, algunas redescubiertas, otras inéditas y muchas nuevas que se colocaron sin mucho trámite entre mis favoritas. Esta por ejemplo, porque a veces el dolor es necesario para crecer, para querernos más, para ser más fuertes
Este año he aprendido el vivir el ahora, el hoy, el día con día, sin pensar tanto en lo que pasará después, porque llegado el momento veremos que hacer, aunque un plan de contingencia nunca está de más. Si la vida me quiere sacar a bailar, saldré a bailar
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