El retorno de la duendecita

Yo siempre me distinguí por mi amor incondicional a la navidad, hasta hace dos años en que llegué a diciembre quebrada, lo que me impidió hacer mi actividad favorita de diciembre, comprar regalos para todos. La pauta se repitió el año pasado. Por suerte, hoy, en diciembre de este gran año llamado 2019, la cosa ha cambiado radicalmente. En una, desapareció el Grinch que se adueñaba de mi ser y regresó a mi la duendecita mágica, la guaripolera number one de Papá Noel, la niña interior que hace que esta treintona ame la navidad.


Ya se lo que van a decir y /o pensar, que soy consumista y doy un pésimo ejemplo porque la Navidad no se trata de dar y recibir regalos, sino de celebrar el nacimiento de Jesús, pasar tiempo en familia, compartir con quienes menos tienen, y así un largo etcétera. Bueno, diré en mi defensa de que una de mis actividades casi obligatoria del 24 de diciembre es ir a la Misa de Gallo, a manera de saludar al cumpleañero, lo que más disfruto de esa fecha es reunirme con mi familia, sentarnos todos a la mesa y matarnos de la risa mientras cenamos y este año, gracias a mi regreso triunfal a la No PEO (léase Población Económicamente No Ociosa) he podido sumarme a una causa navideña de manera simbólica.

Pero, seamos sinceros, la Navidad también es una cuestión de tradiciones, de clásicos, de infaltables, y una costumbre en mi familia es regalarnos todos, y yo me siento feliz recorriendo tiendas y pensando qué puedo regalarles, qué puede sorprenderlos, o qué puede arrancarles una sonrisa. Es todo un ritual, que este año se extendió y gracias a Dios que ha sido así. Este año me convertí en tía, de manera especial y por partida doble. Hace mucho que no me alocaba en una juguetería, tanto que no recordaba lo bien que se sentía y como mi niña interior salía mientras buscaba el mejor regalo para mis sobrinos.

Así como fui feliz comprando regalos para mis familiares y amigos secretos, el de trabajo y la de mis Agrobellas, que hemos rescatado nuestro tradicional intercambio de regalos, y vernos todas después de mil lunas. Lo de mi oficina fue divertido, ya que debíamos hacer de todo para proteger nuestra identidad y ser, más que un amigo secreto, casi casi un amante bandido. Y aunque yo sospechaba quién era mi amigo secreto, me sorprendió por lo detallista que fue hasta el final. Junto con el libro que pedí, me regaló un montón de chocolates a los que daré curso en los próximos días.

En fin, las previas a la Navidad han sido geniales y espero que esta noche sea realmente especial. Una hermana de mi papá que vive en el extranjero está de paso por Lima, así que de hecho que esta celebración tendrá su peculiaridad. De otro lado, estoy tratando de instaurar una tradición navideña, que espero tenga acogida y no corra la suerte de mi idea de reemplazar el chocolate caliente por una generosa bola de helado. 


Y así como espero que mi navidad sea una gran celebración, acorde a mi espíritu "duendil" de estos últimos días, reforzado por los días libres que me regalaron en el trabajo, deseo de todo corazón que ustedes también pasen una linda Navidad. Abracen mucho, rían el doble, derrochen cariño y celebren, en familia o con los amigos, que son nuestra familia por opción. Sean de la religión o el credo que profesen, o no, aprovechemos el ambiente festivo para celebrar, el simple hecho de estar vivos ya es una buena razón para estar agradecidos.

Para mi Navidad es familia, tradiciones y la celebración el nacimiento más importante de la historia, porque dudo que por más de dos mil años se discuta la vida de alguien de la manera tan apasionante con que se debate la figura de Jesús. 

Así como una de mis tradiciones es ir a Misa del Gallo, también es enviar este post pre navideño, algo que he tratado de sostener, a pesar de lo poco movido que está este blog, por una cuestión de energía y tiempo, algo que espero corregir durante el 2020. El sentido de este post es siempre el mismo, abrazarlos a la distancia y desearles con sinceridad una muy Feliz Navidad. Mandemos a volar al Grinch, disfrutemos de la fecha e irradiemos algo así como el amor, que está en el aire (los rockeros también tienen derecho a celebrar).

Canción para celebrar el retorno de la duende... Este año me he ido de tiendas sin una canción específica, pero puse un play list noventero para amenizar la envolvedera de regalos. Hay una, en particular, que me puso de buen humor. Cuando tenía 13 años soñaba que alguien me dijera que era su fin del mundo, hoy estoy convencida que lo soy

 

Mi película navideña favorita es Realmente Amor. La semana pasada la vi, terminé de sumergirme en el espíritu navideño, disfruté su banda sonora y comprobé que una de mis escenas favoritas sucede justo después que el patín que está enamorado de la esposa de su mejor amigo es descubierto por la mismísima chica que le quitaba el sueño. Si no la ubican, vuelvan a ver la película, o pongan play a la canción que viene






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