Licencia para soñar(te)
Es cierto que vale la pena soñar, y que para hacer realidad los sueños hay que despertar primero. ¿Qué pasa cuando esos sueños involucran a otra persona?, ¿podemos darle rienda suelta a la imaginación o es mejor pedir permiso antes?, ¿necesitamos licencia para soñar a alguien? Los románticos empedernidos y quienes aman experimentar con el corazón, que siempre termina mal trecho, no necesitamos licencia para soñar, nos la damos sin mas, sin pedir permiso, y sin medir las consecuencias, sobre todo cuando no distinguimos ilusión de realidad, y nos olvidamos de Calderón de la Barca que decía que los sueños, sueños son. Entonces esa persona que nos mueve el piso, que nos trae de vuelta y media, no nos quita necesariamente el sueño, pero si se inmiscuye en ellos, o mejor dicho, lo traemos a rastras. ¿Qué puede ser interpretado como un permiso para soñar? Vivir para contarla. Es una licencia para soñarte esa mirada que se cruzó con la mía. A lo mejor esperabas que te mirara y te