La teoría del clavito
Una pena entre dos es menos atroz, por eso un clavo saca otro clavo. Hemos escuchado esa frase toda la vida, la hemos pensado más de una vez, nos ha tentado en cientos de oportunidades hasta que cierto día aplicamos la teoría. ¿Funciona?, ¿es más fácil pasar un mal rato con una compañía efímera?, ¿este clavo, sacó el anterior, o solo hizo más visible la marca dejada por ese que ya no está a nuestro lado? Olvidar en compañía es más fácil, eso no lo discuto, siempre que esta compañía sea auténtica, es decir una persona con la que haya una proyección mayor a unas horas, una noche o una semana. No un paño de lágrimas, sino un compañero para escribir un nuevo principio. Ese es, aunque suene horrible un clavo del tipo A, por la aceptable de la situación. Pero hay otros tipos de clavo que no son ni tan simpáticos, ni tan admirables. No todos, pero si la mayoría hemos buscado consuelo en los brazos de quien sea, tras una ruptura, desilusión, choteada sútil, caída libre, o como se