Lecciones aprendidas

No es que sea una sabelotodo. Tampoco es que haya vivido taaaanto que tengo harta experiencia en distintas cosas. Simplemente creo que he tenido la oportunidad de rescatar algunas lecciones, a la buena o a los cocachos. Sacar lecciones de las diferentes situaciones que se nos presentan, buenas o malas, de eso se trata vivir.






Primera lección aprendida: La vida de vueltas. Creo que Daniela Romo cantaba que la vida es una tombola. Pues tiene razón la pelucona. Un día estas arriba, otro día estas abajo, y entre esas subidas y bajadas se te presenta la oportunidad de tomarte la revancha. Por ejemplo, hace muchos, muchísimos años trabajaba en una apestosa y triste oficina de San Borja, en donde reinaban un par de ogros, uno mas patan que el otro. Por necesidad, miedo y mi sueño nublado de volver algun día a la universidad trabajé ahí cerca de dos años. Llegó el día en que viendo mis ahorros y sacando cuentas me di cuenta que era el momento de regresar a la universidad y aferrarme con uñas y dientes a mi sueño, ser comunicadora.

Así que que llegó la fecha en que presenté mi carta de renuncia y las dije al par de ogros, bye bye, hasta nunca, no me verán volver así que no me esperen. Abrí mis alas y me fuí a donde pertenecía (en ese momento era el lugar en el que esperaba encajar) mi adorada universidad. Me apliqué y cada fin de ciclo volvía a esa apestosa oficina para impregnarla de buena vibra y contagiar de buen humor a la secretaria, quien se hizo muy buena amiga mía. Pero esa visita semestral tenía otro objetivo, restregarles en las narices mis buenas notas a mis ex jefes, quienes se ponían verdes de envidia, porque valgan verdades yo era buena alumna.

Cierto día uno de mis jefes, el mas canalla de los dos me llamó a su oficina a preguntarme como podía trasladar a su hijo de su universidad a la mía. Yo le conté lo que sabía y él me contó que su hijito estaba a punto de ser expulsado por triquear un curso. No me alegré, pero pensé si, la vida de vueltas. Meses después este mismo imbécil me mandó llamar. Disolvió la sociedad con su hermano e iba a empezar un negocio con uno de los chicos que trabajaba en esa apestosa y gris oficina, y necesitaban a una secreteria. Por eso me llamaba, esta chica que él había tildado de lenta, incapaz, arribista y demás era la secretaria que necesitaba. Era mi momento, primero lo hice padecer en incertidumbre tres días y luego le dije, nica, no hay forma, en esta vida ni mas, al mejor estilo de Alejandro Sanz y Shakira, te lo agradezco, pero no, ni muerta.

Por eso, es básico tratar a los demás como quieres que te traten a ti, no sabes si mañana la vida te vuelve a poner frente a esa persona que te trató mal, o que trataste pésimo, pero en circunstancias muy diferentes. Mejor vivir tranquilos, sabiendo que no has hecho daño o que te equivocaste, porque total, errar es de humanos, pero reconociste la falla y supiste pedir disculpas por ello, o mejor todavía, pudiste enmendar el error. La vida de vueltas, y todo cae por su propio peso.

 


A veces las razones son inexplicables, agotas los motivos, el tiempo pasa y no ocurre ese hecho que va a cambiarlo todo. A pesar de ello, las cosas siempre, siempre, siempre pasan por algo. En un primer momento, cuando recibes una mala (y casi siempre inesperada) noticia no sabes qué pasó, por qué a ti, por qué la vida es tan injusta. Vale hacer berrinches, pataletas, encerrarte con tu sombra y tu tristeza y escuchar esa maratón de canciones depresivas que, valgan verdades ayudan a expulsar demonios internos y te hacen llorar tanto que en un momento sientes que ya no tienes ni aliento, ni lágrimas que secar.  

Tras el show, ya en calma, en frío y a la distancia, se pueden determinar los pros y contras de esas malas nuevas. Y con el tiempo te das cuenta de que había algo mejor a la vuelta de la esquina, o a un par de cuadras, o a un kilómetro de distancia (si a veces tarda, pero en algun momento, a veces el menos esperado, llega). Con la emoción de ese algo nuevo olvidas la noticia triste, pasas página sin pensar tanto, pero al analizar lo bueno y lo malo en las últimas páginas de tu historia llegas a la conclusión de que por algo pasaste ese mal rato. Generalmente por algo mejor porque los cambios siempre (o casi siempre) son buenos, asi cuesten, si son para mejor bienvenidos sean.



"El tiempo cura todo" o "tiempo al tiempo" (como la canción de Libido) son frases trilladas, aburridas, sobre expuestas, tan utilizadas que ya no tienen sentido. A pesar de ello, les tengo noticias, son absolutamente ciertas. No hay mejor remedio que el tiempo para olvidar a personas, situaciones, sensaciones, antipatías, odios, cariños o admiración. Todos los días vivimos, sentimos, observamos, cambiamos, respiramos aires nuevos y eso ayuda a que ese recuerdo doloroso vaya no desapareciendo, pero si perdiendo color, brillo, dimensiones e intensidad, hasta que simplemente ya no duele tanto. Con honestidad brutal confieso que es un toque difícil que ya no duela en absoluto, a la larga es una herida y deja cicatrices, imperceptibles a veces, pero ahí quedan, o se dejan pasar o nos quedamos mirándolas, la decisión es de cada quien.

Entonces, ante una ruptura, un traspié, una palabra maldicha y mal interpretada, una rencilla, o lo que fuera, se debe pensar en que el tiempo es el mejor sanador de todos. Pero al ser tiempo, que a veces pasa muy lento, se deben tener dosis extras de santa paciencia y voluntad. Muchas cosas dependen de uno mismo, asi de simple. Somos seres libres (seamos lo siempre) por lo que de nosotros dependen nuestros destinos, de nuestras opciones, elecciones, formas de pensar, de sentir, de ser, y eso no lo podemos cambiar, ni lo podemos delegar. Tal vez en un mundo perfecto o en un universo matrix si, pero lo siento, estamos en el planeta Tierra, el sistema planetario solar, la vía láctea, la vida real, que no es fácil, pero ¿se imaginan lo aburrido que sería todo si no hubieran pequeñas dificultades? Sería como una telenovela sin antagonista o como un plato criollo sin buena sazón y sin su ají más. 



Problemas siempre habrán, la idea es saber superarlos, sortearlos y salir algo despeinados, pero airosos. Derrumbarse esta permitido, pero levantarse es obligatorio, y seguir caminando también porque el mundo continua, con nuestra presencia o sin ella. La vida es algo paradójica, porque somos prescindibles, pero también necesarios. Una vez leí una frase que me encantó: Sin ti este mundo no sería el mismo. Cierto, todos de una u otra manera influimos en que este universo sea lo que es. Pongamos ganas para que por nuestra culpa este sea un mejor lugar para coexistir, si se puede.

De todo se aprende, hasta de las peores experiencias, lo que debemos hacer es rescatar esas lecciones aunque duela, aunque cueste, aunque fastidie. Hay que quemar etapas para crecer, crecer para vivir y vivir para contarla y disfrutarla.

Canción para seguir creciendo y corriendo. El tiempo pasa con o sin nosotros. No se ustedes, pero yo quiero seguir trotando, tomando pausas necesarias en el camino, eso si, buscando salidas, dejándome derrotar a veces y levantando otras tantas. La idea es seguir sin detenerse.



   

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