Lejos de todas partes

Lejos de todas partes es un libro de poemas que publicó Carlos López Degregori en 1998. Ese año lo conocí en mis clases de Lengua Española I en la Universidad de Lima. Desde esa época hasta hoy, mucha agua ha corrido debajo del puente y al verme en el espejo me doy cuenta, que no soy la misma. Hay que quemar para crecer, ¿vale quemar sueños también?
 
 
 

Estoy lejos de la niña que a los 6 años decía que quería ser monja y estudiar medicina. El sueño no duró mucho. Al margen de que mi opinión sobre las monjas no es muy buena que digamos (las odiosas nazis del colegio se encargaron de crearme un prejuicio) me hice a la idea de que ser religiosa era algo aburrido. Además, mi instinto maternal fue algo precoz, y criada con cuentos de hadas que empecé a leer apenas supe hacerlo, soñaba con casarme y tener hijos, o sea ser religiosa no va conmigo. Lo de la medicina dejó de entusiasmarme el día en que me enteré que debía abrir muertos. No va.

Estoy lejos de la niña que cambió una idea que no me emocionaba, por el de ser cantante y actriz. Alucinaba que cantaba súper bien y que ser actriz era papaya. Que tarde o temprano descubrirían mi gran talento y sería súper exitosa. Eso si, nadie sabía mi sueño, solo las paredes de mi cuarto, entre las que cantaba todos los hits de Lucero y Alejandra Guzman. Con los años me di cuenta de lo que significaba pánico escénico y, lo que es peor, me percaté de que lo padecía. Sumado a ello, mi país es lo máximo, pero no se distingue por su apoyo al talento nacional. Era momento de abortar el sueño.
 


Estoy lejos de la chiquilla que se aprendía de memoria la letras de las canciones de Menudo, las escuchaba todo el día, se gastaba una pequeña fortuna en ir a sus conciertos y deliraba por Andy. Una pequeña gruppie, eso era y ya no me da vergüenza admitirlo. Tenía 12 años y Menudo era parte de mi vida, soñaba con conocerlos, un día en un golpe de suerte, casarme con Andy, tener hijos con él, el sueño de toda fan enamorada. La ilusión se acabó el día en que leí en una revista que después de un concierto Andy había pasado la noche con una fan. Me decepcioné, renegué, lo odié, pasé la página.

Estoy lejos de la chiquilla que quería estudiar periodismo y ser la sucesora de Mónica Delta. Lo de comunicaciones estaba decidido, una vez dentro de la universidad empezaron mis dudas y una vez dentro de la facultad se me abrieron una serie de posibilidades, cada una mas atractiva que la anterior. Después de darle muchas vueltas al asunto, una abrupta salida de la universidad y un retorno que pensaba imposible, cambié de sueño, la idea de ganarme la vida como periodista no me parecía tan atractiva, comunicación para el desarrollo iba mas de acuerdo con mi perfil. Fue la decisión mas sabia de mi vida. Soy comunicadora por vocación, decisión e intuición. No me arrepiento ni un minuto.

Estoy lejos de la mujer que se ganaba la vida como secretaria y se sentía miserable. En una oficina horrenda con dos ogros por jefes y compañeros de trabajo que se ponían zancadillas entre ellos sentía que mi vida no tenía mucho sentido, había perdido la brújula. Me sentía sola, triste y muy desorientada hasta que una tarde escuché en la radio un estribillo que me cambió la vida: "no escuches el llanto de aquellos que nunca pudieron llegar". La canción se llamaba Aquellos que nunca quisieron y me cambió los días. Recuperé la brújula, era momento de abandonar esa oficina y volver a creer en mis sueños. Había sido suficiente, era momento de volver a estudiar y darle algo de sentido a mi retumbante vida.

 
Estoy lejos de la mujer que pensaba que a los 23 el amor era racional. Perder la cabeza es de chiquillas, yo ya lo pasé y lo superé decía. El Eterno barrió el piso conmigo, después de eso puedo todo afirmaba, segurísima de mi. Hasta que conocí al DJ, me dejé impresionar, me enamoré, me metí en una no relación por cuatro años, lo perdí y lloré por meses. Dicen que es mejor haber amado y perdido que nunca haber amado. Ya se, suena huachafo y trillado, pero creo que es una verdad universal. hay que amar para vivir, y vivir para contarla.
 
Estoy lejos de aquella mujer que tenía la ecuación resuelta. Novio oficial aceptado por toda la familia, planes a futuro, estudiando una carrera que me encantaba y practicando por las tardes en una ONG. Una vida perfecta, o eso parecía. Esa relación con el novio oficial perfecto se fue infectando con pequeñas discusiones, escenas de celos y finalmente un cansancio de mi parte. Pensé que era una etapa, con el tiempo todo cambiaría. Y si, las cosas cambiaron, pero para mal. Era demasiado. No me importó desbaratar la ecuación, mi tranquilidad y estabilidad emocional era, y es, lo mas importante.
 
Si, estoy lejos de todas partes. Estoy cerca del medio cielo, un lugar que no tiene ubicación específica, pero en donde se está bien y con eso me basta y sobra. Algo alejada de mi carrera, es cierto, pero este alejamiento temporal es para tomar impulso y llegar mas lejos. Como dice Gianmarco en una canción: "hoy sigo siendo el amo y dueño de mis historias y mis sueños"... y de mis días y sus noches, de una vida que se pone buena a los 31, de anhelos que ando encaminando, de la decisión que tomo todas las mañanas al abrir los ojos: mi misión para hoy es sonreir a pesar de todo. O fastidiarse por los vacíos, el tráfico y todo lo que no se tiene, o sentirse agradecido, yo elijo ser feliz.
 
Canción para tomar las riendas de la vida... es verdad, a veces no se a  donde va mi vida, pero, ¿quién sabe a ciencia cierta que es lo que pasará mañana? Si un corazón triste pudo ver la luz, si hice mas liviano el peso de tu cruz, entonces puedo decir misión cumplida y a seguir rodando mi vida
 
 
 
Y esta es la canción de Gianmarco que casi me hace llorar el día del concierto por sus 20 años. Demasiadas emociones para una sola noche y una gra certeza, al igual que él, mi vida es única y no la cambio por nada
 


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