Eternamente Yolanda

Se hizo costumbre en mis diarios, luego en las notas del fb y ahora, en este blog, no puede pasar desapercibido este mes. Yo una vez conté que tenía tres mamas,  este post va dedicado con mucho amor para la mayor de ellas, mi abuela. Porque abuelas como la mía, quedan pocas.
 

Algunas veces, de niña, mi papá me preguntaba ¿a quien quieres más a tu mamá o a mi? Yo para evitar explicaciones y situaciones incómodas le respondía que quería mas a mi abuelita. Con los años me di cuenta que no era una excusa, es verdad. Si hay una persona a la que amo con todo lo que soy y lo que tengo, es a mi abuela. ¿Cómo no quererla? Mi abuela me crió, yo crecí a su lado. Claro ella no soportó las pataletas adolescentes que si se sopló mi mamá, pero me cargó cuando era niña, me esperaba al regreso del nido, colegio, academia y universidad con el almuerzo caliente y servido, me contaba cuentos cuando me enfermaba de chiquita, me ha tejido cientos de chalinas y chales, en fin, mi segunda mamá.

Ni mamama, ni nona, ni si quiera abue, Yolita a secas, asi le digo, y ella no me reprende asi que imagino que no le molesta que la tutee. Con ella compruebo las vueltas que da la vida. Cuando era niña ella me compraba mi mango (una de mis frutas favoritas), me lo pelaba y yo me embarraba la cara mientras intentaba comerlo (tenía 2 años, no esperen que a esa edad coma con cuchillo y tenedor). Ahora yo la engrío trayéndole de vez en cuando algun dulcecito, a una milhoja jamás le dice que no. También de chica ella me cuidaba cuando mis papás no estaban en la casa. Ahora me toca a mi, me da pena dejarla solita en las mañanas, pero todos tenemos que trabajar y a veces pienso que ella disfruta de ese espacio a solas, todos necesitamos aire, demasiada gente asfixia hasta al mas sociable.



Yolita aprovecha su tiempo a solas leyendo el periódico, resolviendo sopas de letras y crucigramas y tejiendo. Los pisitos que decoran la casa son cortesía de su tiempo y paciencia, asi como las botitas que rodean la chimenea en navidad. También comparte tiempo con sus plantas, que las coquetas, que las buenos días, el jardín la entusiasma y eso nos alegra a todos, que tenga vaios hobbies que la alejen del Alemán, que dudo que se quiera meter con ella. En realidad, dudo que alguien ose meterse con ella, porque con el genio que se maneja, quien la provoque sale perdiendo.

Ella es el explosivo resultado de una mollendina y un italiano. Nacida en Chile por casualidad, peruana por opción. Defiende a este país mas que cualquier nacionalista, le encanta la música criolla, la comida criolla, los programas humorísticos y las novelas y películas mexicanas. Por las tardes ve sus telenovelas, critica a los personajes, en fin, vive la ficción, y tal es su entusiasmo que una vez contagió a mi abuelo. Era muy divertido verlos a los dos atentos a la telenovela, discutiendo en los comerciales sobre el proceder de los personajes y comprometiéndose con la trama.

A principios de mes mi abuela cumplió 87 años y mis tíos, sus sobrinos decidieron armarle el tono y celebrar a lo grande, con orquesta y todo. La sorpresa le gustó, pero lo que mas le gustó fue compartir ese día con su hermana mayor. Imagino que se sentiría algo triste por esas personas que ya no estan con ella: sus hermanas, sus padres, su hijo, su sobrina. Y feliz por lo que tiene a los 87: un esposo que con sus mas y sus menos esta ahí, a su lado, unos sobrinos que la consideran su segunda mamá (y uno que otro que la considera su única mamá, sus motivos tienen), dos hijas que dan lo que sea por ella y cuatro nietos que la adoran y consienten. 
 
Yo tengo mi propia teoría del amor y mis abuelos influyen mucho en ella. Tienen 57 años de casados, aguantándose todo, siendo compañeros, cómplices, amigos, un equipo. Yo pienso que el amor es una suma de sentimientos: amistad, confianza, respeto, admiración, en fin, Y con el correr de los años el amor se va transformando en compañerismo, complicidad, cariño, eso es lo que mantiene juntas a las personas por tantos años. Cuando veo a mis abuelos de la mano, riéndose, mirándose, compartiendo pienso que el amor para siempre si existe. En forma de otros sentimientos que componen el amor: cariño, ternura, incondicionalidad, ternura. Existe, por mis abuelos soy una romántica empedernida.
 
 
Algunos dirán que mi abuela ya ha vivido suficiente. Yo pienso que no, le falta algo muy importante, ver nacer a sus bisnietos. Yo conocí a dos bisabuelas, y quiero que mis hijos conozcan a sus abuelitos Yolita y Manuelito. Quiero que ella les teja mantitas para el frío y que ellos se le trepen encima y la llenen de besos como hago yo todas las mañanas, mientras le explico porque me tiene que querer mas.
 
Todos los días al despertarme agradezco estar viva, bajo un techo y con mi familia. Y pido muchos años mas de vida para todos, en especial para mis dos abuelos. Porque hacerlos bisabuelos es mi deuda pendiente con ellos. Solo pido una cosa, que mi hijo o hija conzocan a mi abuelita, a esas abuelitas de cuento, que a lo mejor ya estan en peligro de extinción y que herede sus ganas de hacer las cosas, su vitalidad, sus ojos verdes aceituna y su capacidad infinita de amar.
 
Por si queda alguna duda: Yo amo a mi abuela.
 
PD: Fueron varias semanas de ausencia. Debía encaminar sueños y dar el mil por ciento para lograr la estabilidad laboral. El esmero, y la desaparición, valieron la pena. Hay varios post pendientes, todo en su debido tiempo. Nuevamente estoy en carrera, las ganas de escribir por capricho no me las quita nadie.
 
Canción para Yolanda... Eternamente Yolanda. Ella prefiere Yolanda bendito nombre (les dije que era criolla por excelencia), pero esta me gusta a mi, y en mi blog hago lo que se me da la gana, jajaja. La dulzura de esta canción me remite a ella, a años de infancia, al mango que me compraba, el pollo frito con papas y mayonesa casera que me preparaba para mis cumpleaños y las tardes viéndola tejer mientras mira atenta la telenovela.
 
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