Sobre mis pasos
Esta semana, como siempre ocurre una vez al año, volví a mi colegio. Sola, con mi sombra, porque así lo quería y porque esa fue la única manera de cumplir mi propósito, volver sobre mis pasos y reconocer que la mujer que paseaba por los patios, entraba a la capilla a encontrar algo de paz y se asomaba a los salones es una persona distinta a la niña que entró asustada hace muchos años a su primer día de clases, y a la chiquilla que salió, 11 años después, un 19 de diciembre de 1997, con ganas de comerse el mundo. Desde que entré al colegio, hace muchos, muchísimo años, el 24 de mayo no pasa desapercibido. El día de María Auxiliadora, y todo el preparativo que viene desde un mes antes. Las famosas florecillas, tareas diarias que cada salón debe esforzarse por cumplir. Que la puntualidad, que la amabilidad, que la responsabilidad, que el orden, que la alegría. Generalmente la semana previa al 24 de mayo se celebraba la semana de la alegría, con los insufribles recreos animados.