Y son 10... nunca pensé que diría esto

 No me lo termino de creer. No sé a donde se ha ido el tiempo. Sacó cuentas y no me convenzo. Un 27 de febrero abrí, solo por cumplir una tarea, este pequeño espacio, que cumple, nada más y nada menos que 10 años. ¿10 años?. ¡10 años! Jamás pensé que diría que desde hace 10 años escribo un blog (y sigo siendo un intento de bloguera, un intento de escritora, un proyecto de algo más grande). Esta primera década no ha pasado por las puras, ni hablar. Hay muchas cosas que me hacen diferente a la treintañera que hace 10 años les dio la bienvenida a este mundo. Hay mucho que recapitular.

Innumerables veces he contado que este blog nació como la tarea de un taller de Herramientas Digitales dirigido a colaboradores, coordinadores y/o comunicadores de ONG's involucradas en el tema de niños, adolescentes y jóvenes en riesgo, justo a lo que se dedicaba Encuentros CJ. Debíamos contar un poco nuestras experiencias en comunicación para el desarrollo y el ámbito de acción de la organización para la que trabajábamos. Me quedó tan bonita la primera nota que decidí darle continuidad, pero hablando de lo que se (principio aprendido en la película "Jamás Besada", uno debe escribir sobre lo que conoce), es decir que soy una mujer de 30 años, que vive en la convencional y doble moralista Lima y soy soltera, candidata a ganarme el título de solterona, y esto es lo que me pasa.

Me ha pasado de todo, y no todo lo he contado, porque tengo derecho a tener algunos secretos, o porque hay cosas que prefiero no contar, o porque puede ser demasiada información para mi mamá, fiel lectora de mi blog. He hablado de mi vida laboral, hasta por gusto. Después de trabajar algunos meses en Encuentros CJ, mi vida laboral dio diferentes tumbos, estuve cuatro años en AMARC, enamorándome más de la radio, experimentando como guionista y tras una extensa pausa, me reinserté en el mercado laboral trabajando, por fin, en una empresa privada, más precisamente una consultora que trabaja para empresas privadas, convencidísima de que la inversión privada es la salvación y de que con voluntad se pueden tender puentes entre las comunidades, el Estado y nuestros lindos clientes (entre ellos mineras, tan odiadas y amadas al mismo tiempo - SPCC I love you).

Así como las peores decisiones dejan las mejores historias, las experiencias dolorosas te ayudan a ser mejor, a replantear, a reconstruir, a corregir. En estos 10 años he afrontado la pérdida de conocidos, amigos (más aún con el fucking COVID) y familiares. Hay dos que me marcaron, mi hermana menor, Laura y mi adorada abuela Yolita, a quien le dediqué más de un post, porque el amor es la columna vertebral de este espacio, y mi abuelita es mi más grande amor. Quienes tienen esa relación estrecha, cercana y hasta lúdica con sus abuelos puede entenderme, aunque cada duelo es estrictamente personal, cada dolor es diferente, cada sentimiento es particular. Dicen que cuando una persona muere se muda a tu corazón. El detalle es que mi Yolita se llevó la mitad de mi corazón, entonces, ¿cómo haríamos? Tiempo al tiempo, pero creo que el tiempo no va a aliviar estas ganas enormes que tengo de abrazarla y decirle una vez más que la quiero, y convencerla de que yo soy la nieta a quien más quiere, porque al ser la mayor acumulé cuatro años más de amor y engreimientos.

Cerramos el momento nostálgico, sueno mis mocos y sigamos en modo celebración. En estos 10 años por supuesto que he cambiado, y no solo me refiero a los kilos, que se cuadruplicaron durante la pandemia, ni las arrugas que han llegado a mi carita para no moverse, ni el color del tinte. Sigo siendo habladora, pero también soy contestona. Si algo no me parece lo digo, levanto la voz, y si hay una marcha me sumo.

También he cambiado de parecer sobre la fluidez. Yo pensaba que las cosas o eran, o no eran,  y que eso de "dejar que fluya" era el pretexto que ponían los que le tienen alergia al compromiso. Ahora me sumo a la onda, dejo que las cosas fluyan en favor de la espontaneidad, convencida que las cosas sin planear salen mucho mejor.  


¿Y el amor, punto de partida y llegada de este proyectito? Lo único que puedo asegurar es que sigo soltera, pero el círculo de amigos se ha ampliado y mi visión sobre un montón de cosas también. Han aparecido varios prospectos, que si no alzaron vuelo fue porque no pues, no fluyo, no me convencieron, no dieron la talla, no quiero meter la pata de nuevo, y con ganas. Otras heridas entreabiertas se cerraron, porque el hablar de ellas ha sido terapéutico, porque no hay mal que dure 100 años, ni cuerpo que resista 50 si quiera, y porque nadie muere de amor. En este cierre de heridas y repaso de cicatrices puedo decir que no me queda nada por decir, que mis relaciones del pasado se quedaron ahí, que pasar la página cuesta, pero se puede, que es un gran alivio decir ya fue, pero decirlo convencida. Ya llegué a ese punto.

Quedan cosas por contar, porque siguen pasando cosas, lastimosamente el tiempo es tirano y mi pereza me pone autocabe, sin embargo sigo con las ganas de escribir, siento que necesito hacerlo, aunque ahora cuesta más (debe ser la edad). Sin querer y dando manotazos de ahogado hemos llegado a los 10 años, y veremos cuantos años más celebraremos, o si cambiamos de plataforma. ¿Alguien dijo podcast? En esas estoy.

Gracias por estos 10 años, larga vida al blog, larga vida a mi mundo.

Canción para celebrar los 10 años... Algo que no ha cambiado es mi "melomanía". Sigo escuchando de todo un poco, sigo enamorándome de algunas canciones, y hace poco, de manera inesperada me encontré con una que coreo, pero en voz bajita porque hay ciertas expresiones que no deben ser pronunciadas por una lady


Y esta canción es para bailar. Una nueva década merece una nueva banda sonora, y dejar de lado los prejuicios. Sebastián Yatra me enamoró con "My only one", y tuvieron que pasar 3 años para que otra canción suya se me pegara. No se si es por lo pegajosa, o porque de verdad me gusta, pero cada vez que escucho esta canción pienso que debería comprarme unos tacones rojos



 

  

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