Mucho gusto 2022

Debo confesar que yo esperaba mejores cosas para este 2021, el año del bicentenario. Iba a ser un año de cambios, sin duda, y esperaba que esos cambios fueran para mejor. Hubieron cosas buenas, eso sin duda, pero también hubieron momentos más que malos, dolorosos. Sin embargo, no pierdo la esperanza, y espero con todo mi corazón que este 2022 sea un amo mejor.


Recibimos el 2021 sin tanta pompa, en medio de una pandemia que a todos nos golpeó, en mayor o menor medida, con negocios paralizados, sin vacunas a la vista y mucho miedo. La emergencia sanitaria no creía en nadie, pero golpeaba más fuerte a quienes menos tienen. Reconocíamos que la salud era nuestro bien más preciado y teníamos que cuidarnos; que en la medida en que nos cuidábamos, cuidábamos a quienes nos rodean; que ninguna medida era exagerada; que la vida es efímera y te cambia en un minuto.

El COVID me quitó a una amiga que conocí desde los 5 años, mi querida Gallito, esa amiga que era más lora que yo, esa amiga con la que compartí tanto por tanto tiempo, esa amiga con la que imaginé cosas, que en el fondo sabía que no se iban a dar, pero igual comentábamos, una nunca sabe pensaba. La dejé ir en paz, agradecida por haber compartido alguito de su vida y mucho de su cariño. Por todos los buenos momentos, los secretos, las historias compartidas. Porque el colegio, después de todo, algo bueno me dejó (aunque siga coreando convencida que al colegio no voy más, nica).

Sin embargo, el COVID no me dio el golpe más doloroso de este año del bicentenario y el más grande que jamás imaginé sentir. Este año tuve que despedirme a regañadientes de la presencia de mi abuela, la persona a la que más amo, con la que compartía tanto y a la que nunca olvidaré. Dicen que cuando una persona querida se va, se muda a tu corazón. El detalle es que ella se llevó la mitad de mi corazón, entonces ¿cómo haríamos? Yo sabía que ella partiría algún día, o sea sus 96 años no pasaban, le pesaban, pero nunca imaginé que dolería tanto, que lloraría tanto, que la casa se sentiría tan grande y sola sin ella, que la recordaría en tantas cosas y con cada detalle. 

Párrafo aparte merece la sorpresota electoral, la venganza de los olvidados, la revancha de la izquierda. No creo que sea la ideología la que nos está llevando al diablo. Es la incapacidad, ignorancia e insensatez de quienes tenemos por autoridades. Un presidente que no se la termina de creer (y que se rodea de gente de la peor calaña), unos ministros que van de error en error, unos congresistas a quien nadie les gana si de obstruir se trata, una oposición que quiere vacar al presidente si o si. Obvio, yo también quiero que Castillo de un paso al costado, pero ¿quién entraría al poder?, ¿Boluarte cumplirá su palabra?, ¿Alva concretará el sueño de su pinky Merino y se ceñirá la banda?, ¿dará la talla?, ¿necesitamos otra crisis política?, ¿cuándo tomaremos con las seriedad las elecciones?, ¿200 años pasaron por gusto? La última respuesta es un rotundo si, 200 años y no hemos aprendido nada. 200 años no fueron suficientes, 200 años y estamos más lejos que nunca de ese Perú que soñamos.

Personalmente, al margen de un par de dolencias físicas de las que voy a salir y del infinito dolor, fue un buen año, en el que no faltó el trabajo, ni las muestras de cariño, ni las nuevas amistades. Algunas crecieron, se fortalecieron, revivieron, otras llegaron, y qué bueno que lo hicieron, porque me han arrancado risas, me han propuesto planes, me han reconfortado. ¿Y el amor? Si, llegó el amor de la manera más inesperada, aunque como hoy tambalea, prefiero no nombrarlo. Solo reconozco que me equivoqué y que las cosas si fluyen, así tengas 15, 28, 40 o 56. Las cosas fluyen.


Dicho todo esto (y quedándome corta), querido 2022, me presento. Soy Sandra Herrera Antay, comunicadora de profesión, oficio y pasión, intento de bloguera, futura podcaster, y he tenido un accidentado 2021, similar a una montaña rusa de momentos, acontecimientos y sensaciones. Vas a ser lo que tengas que ser, estimado 2022, eso ni dudarlo, pero cree si te digo que no voy a dejar que me pases por encima. Con cuatro décadas encima tengo la certeza de que la vida puede ser tan buena o tan mala como a uno se le antoje. Cada quien sabe como reaccionar a los que se le pone en frente, maldiciendo su destino (si es que existe), renegando, derrumbándose al 100%, respirando fuerte, reconstruyéndose, rescatando las lecciones. Cada quien hace su mix, porque cada quien se entiende.

Espero que este 2022 nos sorprenda gratamente, nos de la fortaleza para salir adelante de cada desafío,que de hecho se nos va a poner en frente, que entendamos que solo juntos vamos a poder salir adelante, que es momento de pensar, por fin, de una vez y para siempre, que no se trata de lo que el país puede hacer por nosotros, sino de lo que nosotros podemos hacer por nuestro Perú. A poner el hombro, a empujar el coche, a sentirnos una valiosa parte de esta patria. De esta bien amada patria, de este maravilloso país de las ideas.


Por último, a mi familia y amigos, a los que estuvieron y supieron estar en este año, quiero agradecerles, porque hicieron de este un año con momentos bonitos, entrañables, que se van a mi baúl de momentos kodak. Las caminatas, las comilonas, las risas, las salidas, los brindis, las conversaciones infinitas. Porque este 2022 venga cargadito de momentos iguales y hasta mejores, en los que el cariño, la química y la complicidad se perciba en el aire.

2022, serás lo que tengas que ser. De todo corazón espero que seas un bueno año, uno de despegue, uno de reactivación, uno que nos permita retomar esas cosas que hace mucho no hacemos (conciertos, viajes, juergas), uno que se sume a los inolvidables en el mejor sentido de la palabra. Una nueva historia empieza en unas horas (si me leen por las Europas, empezó hace un ratito), nos toca escribirla, a brazos abiertos, con entusiasmo, repitiendo cada vez que el cansancio nos gana, ¡vamos todavia! Feliz año para todos y cada uno. Abrazos, cariños y besos.

Canción para recibir el 2022... Siempre vuelvo a esta canción cada fin/inicio de año, porque me gusta y porque creo que su letra es precisa. Hoy empieza el libro, el resto todavía no está escrito, porque esa es nuestra tarea. Recordemos el delicioso aroma de los cuadernos/libros nuevos


Las décadas me traen cambios, y un pequeño cambio se ha dado hace poquito. Mi programa radial de cada mañana se canceló, y yo aún no me hallo, no se para dónde mover el dial por las mañanas. Mientras lo descubro, recuerdo una de las mejores canciones que me dejó escuchar dicha estación de música en inglés que me permitió descubrir quienes eran los BTS, Ed Sheeran y Camila Cabello






 





Comentarios

Entradas populares de este blog

Tumba la fiesta

Solteronas y solteros codiciados

Lo que callan los hombres