Cuando pase el temblor

Nunca he vivido un cataclismo, pero imagino que uno debe sentirse tal como me siento hoy, un día después. Destruída, con un apagón emocional que se nota en mi cara, empezando una frase sin lograr terminarla, queriendo pensar que esto es una pesadilla, para darme cuenta un segundo después que es real. El país se está yendo al demonio y nosotros somos los culpables.


Una sensación similar viví en el 2011, después del Flash Electoral de Ipsos Apoyo a las 4:00, viendo asombrada que Ollanta Humala, el radical candidato de Unión por el Perú, pasaba a la segunda vuelta con la primera dama de la corrucpión. Recuerdo que una amiga me envió un mensaje esa noche diciéndome, ¿y ahora, se fregó el Perú?. Al día siguiente había silencio, incertidumbre, rabia y un sinfín de sentimientos difíciles de describir, pero que dudo olvidar algún día. 

Ese mismo año, después de la segunda vuelta escuché el esperanzador discurso de Humala y dije, bueno, no puede ser tan malo después de todo. Lo que pasó en los siguientes 5 años, no es materia de este post, solo puedo decir que sobrevivimos, Llegué a la reflexión de que habíamos superado lo peor, olvidando que en este país siempre, siempre, siempre se puede estar peor, mucho peor. Y ya pues, los resultados de las elecciones 2021 me dan la razón.

Otra vez, los limeños nos olvidamos que somos parte de este país tan diverso, como contradictorio, llamado Perú, y que lo que nos conviene a nosotros y suena tan bonito, no es lo que piensa, siente y conmueve a nuestros compatriotas del interior del país, que tiene sus propias necesidades, carencias, exigencias y que depositan su confianza en un candidato que parece entenderlos, que se relaciona con ellos, que los escucha, que responde.

Todos ya están pensando qué harán el próximo 6 de junio, fecha de la segunda vuelta. Yo no pienso depositar mis confianza en ninguno de los dos. ¿Vicio mi voto, voto en blanco o no voto y pago mi multa? En principio pienso que la tercera opción es la más viable, sin embargo aún no tomo una decisión inamovible.


Termino este post un día después de haberlo iniciado, con la firme decisión de mantenerme lo más alejada posible de la escena política, por una cuestión de salud mental, aunque lo veo bien difícil,  no voy a poder con mi genio y en algún momento voy a opinar sobre esto o aquello sin que nadie pida mi punto de vista. Seamos francos, me encanta meter mi cuchara donde no debo.

Quiero meter mi cabeza en otras cosas, dejar de sentir tanto dolor, vergüenza, indignación, frustración, tristeza. Por eso quiero abstraerme, distraerme, dormir todo lo que pueda, y despertar cuando pase todo, cuando pase el temblor.

Canción para abstraerme de la realidad... El viernes, sintiéndome feliz porque simplemente era viernes descubrí una canción que me enamoró a primer oído, algo que hace mucho tiempo no me pasaba. Puedo decir que me avergüenza ser peruana, pero canciones como estas, aunque sea un cover, pero con una producción y videito bien hecho, me devuelve la fe en el país. Al demonio lo demás






 

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