Equilibrio
A mis veintipocos, tanteando una teoría sobre el amor, proclamaba que las relaciones, mientras más racionales mejor. Nada de enloquecerse, desquiciarse, ni perder la cabeza, la razón debe primar en cuestiones amorosas. Poco tiempo después leí una frase que decía algo así como que es de mala educación que la razón interrumpa cuando habla el corazón. Me conmovió, pero yo seguía terca en mi principio de racionalidad ante todo. Poco tiempo después de esa revelación casi espiritual apareció en mi vida el DJ que me rompió el corazón y tuve que morderme la lengua, porque con él hubieron dosis inmoderadas de pasión, su cuota de ternura, mucho cariño, gran admiración, ilusión pura, lo cual dio como resultado una no - relación, en la que jamás apareció el amor y la razón brilló por su ausencia.Tras la debacle emocional que significó decirle hasta chau al DJ, repensé mi teoría, retomé eso del amor racional y finalmente concluí, que más allá de la racionalidad, el romance, o todos los