Entradas

Mostrando entradas de abril, 2016

Por eso no va

Imagen
Polos opuestos se atraen, es cierto. También es verdad que en la diferencia está el gusto y que pensar idéntico a otra persona se vuelve aburrido con el tiempo. Hemos dicho, además que las convergencias en temas claves son importantes y las opiniones distintas en cosas triviales son solucionables. Lamentablemente, la suma de diferencias en temas chiquitos crea una distancia insalvable. Yo trato de tomarme las cosas con calma, sin pausa pero sin prisa es una de mis máximas. Me altero a veces porque tengo una fecha de entrega próxima y no avanzo, porque quiero tenerlo todo antes de tiempo, porque así soy yo. Pero vivir las 24 horas del día estresada, no pues, así me voy a arrugar antes de tiempo y las cremas anti age son bien caras. Tú eres así, alterado, desesperado, vives en un permanente estado de estrés. Eso no se me hace admirable, pero si me causa curiosidad, ¿cómo lo manejas? A lo mejor tus problemas son mucho más concretos que los míos; a lo mejor ese estrés, que n

Y vivieron felices... pero no por mucho

Imagen
Los cuentos de hadas que escuchamos y/o vemos desde niñas son una tremenda estafa, y eso ya lo sabemos. Para ahorrarnos paltas existenciales a tierna edad o para tener abundantes ganancias en taquilla, Disney decidía cerrar el cuento cuando la desvalida heroína y el príncipe se casaban "y vivían felices por siempre". Yo propongo ponernos creativas y pensar que pasó entre las princesas y sus príncipes después de la luna de miel (o qué pasó si a la princesa se rebeló harta de esperar durmiendo). Cenicienta se probó el zapatito de cristal, todo el reino celebró la boda y les dijo chau chau a sus hermanastras, a la malvada madrastra y se mudó al palacio. Hasta ahí todo bonito. Sin embargo, esa mudanza traía de la mano una serie de cambios que Cenicienta, campechana y bondadosa como era, debía asumir, porque ahora era su alteza real la princesa Cenicienta. Cambios que incluían aprender modales y memorizar protocolos para los próximos eventos a los que irá del brazo de Azu

Ya no pasa nada

Imagen
Llega un momento en que sin querer nos damos cuenta de que esa situación que en un momento, que definitivamente no es este, nos hubiera destrozado o emocionado, ahora no nos mueve un pelo. No nos duele, ni nos entusiasma; ni viene, ni va; ni chis, ni mus, no nos interesa. En síntesis ya fue, ya no pasa nada. Ya no pasa nada porque lo has visto tantas veces con otras chicas, que cruzarte con él y su nueva conquista no te interesa. Tal vez observes a la muchachita, serás inquisidora, le encontrarás al menos un defecto, eso es inevitable. Sentirás algo de pena por la incauta que él luce orgulloso, pero no confesarás eso en voz alta, so pena de que un desatinado te tilde de picona, de herida, de despechada. Además conoces de memoria la rutina del pata que tanto te entusiasmaba un tiempo atrás, a tal punto que hasta puedes apostar cuánto durarán. Lo has visto enamorado, y él no lo está, o de repente si. No le prestaste mucha atención a ese detalle porque recuerda que ya no pasa nada.

Cuando la pinta no es lo de menos

Imagen
Toda la vida nos han repetido que la belleza externa es lo de menos, que lo importante es el interior. Y nosotras nos lo repetimos una y otra vez, para olvidarnos de los centímetros menos, los kilos de más, el acné, o ese defecto que no se puede disimular con el maquillaje. Hay muchas personas que toman ese precepto como ley, pero hay un montón de gente que vive en el mundo de la imagen, en donde la pinta no es lo de menos. Dicen que todo entra por los ojos, pero juzgar a una persona por su apariencia no es justo, no es ético, no es humano. Ese es el punto de partida para que todo el mundo afirme que lo importante es el interior. Es lo que se cuenta en público y en voz alta, pero, ¿de verdad es lo que se piensa?  No nos hagamos las locas y seamos francas con nosotras mismas, antes de juzgar a los demás.  Se necesita un cierto grado de madurez para aceptarnos tal como somos y no compararnos con otra persona, a nivel físico por lo menos. En algún momento de la adolescencia