¿Jugamos con fuego?
La idea es tentadora. Es muy tentadora, y puedes aceptar alegremente. Justo cuando la palabra si empieza a dar vueltas en tu cerebro y está por ser verbalizada, se encienden las luces de emergencia para que no pierdas de vista que ya pasaste por ese capítulo. Ya hiciste realidad esa idea que ahora se ve tan bonita, y el resultado fue desastroso. ¿Vale la pena volver a lo mismo?, ¿es eso jugar con fuego? Apareció un chico que parece un buen prospecto, hay algo de química, algo de física, las cosas fluyen pero hay algo en él que no está bien, y te desanima a continuar con esa chispita que encendió cuando lo viste y empezaste a hablar con él. Figurita repetida, tu súper prospecto tiene una falla, y no se trata de un defecto de fábrica con el que puedes lidiar, es una posición que te pone a ti en un papel que no quieres asumir porque ya lo hiciste una vez y saliste mal parada. Sin embargo, la idea es tentadora, muy tentadora. Como eres superada, no descartas la idea de plano, y