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Mostrando entradas de febrero, 2015

Tres veces tres

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Sin querer, como si nada, en un suspiro, sin pensar, ni dramatizar. Así se ha pasado el tiempo y el blog cumple tres años. Otra vez compruebo que el tiempo pasa sin pedir permiso. Han pasado tres años desde aquel taller de Herramientas de Internet y Sinergias que tanto me entusiasmó y me animó, primero a crear una cuenta G Mail, la misma que no uso mucho (pero si la cuenta G Mail de mi trabajo es revisada religiosamente todos los días), y luego a crear un blog, este blog. Ese empellón que necesitaba para que mis notas del facebook se pudieran expandir y encontrar su propio lugar. Tenia algo de material, tenía el ánimo y aliento de quienes ya me seguían en el fb, tenía la ocasión, no la iba a desaprovechar.  Han pasado tres años en los que he abierto mi corazón, y ese lado de mi cabeza que aloja mis recuerdos, de par en par. Contando mis experiencias, mis historias, en fin, abriendo cada pasadizo de este espacio, conocido como mi mundo para que quien se anime a visitarlo se

El Intermedio

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Entre el Eterno y el DJ que me rompió el corazón, hubieron algunos protagonistas, nada platónicos, pero no por eso menos memorables. Uno en especial al que, aunque quiera, no voy a pasar por alto. Está claro que este chico no fue ni mi primer amor, ni mi primera ilusión, ni mucho menos. Pero si fue una relación importante. Con él, el Intermedio, llamémoslo así, sucedieron una serie de primeras veces que no tengo intenciones de detallar. Nos conocimos e iniciamos nuestro romance de manera accidentada, sin pensarlo, sin planes milimétricos, pero si con un montón de promesas, muchas que nunca se cumplieron. Corría el año 2000, la tecnología nos dejaba embobados a todos. "Tienes un e-mail" le quitaba el título de la película romántica perfecta y prometida a "Sintonía de Amor", las chicas enamoradizas ya no esperábamos encontrar el amor en un locutor de radio (cosa que me sucedió años después), sino una tarde cualquiera en una sala de chat. Y así me pasó,

Valentines para el recuerdo... y para el olvido

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De nuevo estamos en febrero y todas las calles se pintan de rojo, rosado y fucsia, y encontramos por doquier corazones, angelitos con arcos y flechas y descuentos en peluches, chocolates, flores y promociones al por mayor en hoteles, restaurantes y spas. Los forever alone como yo, no saben, no opinan y hacen planes de a uno, una vez más. Es habitual en el blog que el 14 de febrero sea una fecha tan odiada, casi, casi como el viernes santo cuando era niña. Desde hace buen tiempo yo juego del lado de quienes sentimos el 14 de febrero como cualquier día en el calendario, más aun los radicales como yo que celebran la amistad el primer sábado de julio, para que las inmensas cifras que Pilsen invirtió en publicidad hace algunos años para patrocinar el famoso día del amigo, no sean inútiles. Pero para romper la pauta, este año en vez de renegar, vamos a recordar, esos 14 de febrero que merecen ser recordados, por buenos o malos motivos. Hace bastantes años atrás yo celebraba la a

El sapo aunque se vista de seda...

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Hay que besar varios sapos antes de encontrar a aquel que se convierta en príncipe. Sabemos que esta frase es referencial, porque una persona no cambia por nadie más, solo por si misma. Aunque no se cumpla a pie juntillas, tratamos de creerla para no perder la fe. El cuento es conocido (y similar al de La Bella y la Bestia), un hechizo convierte al Príncipe en sapo, y su fortuna será cambiada al recibir un beso de una Princesa, vuelve a su naturaleza humana y viven felices por siempre (si, la versión de Disney es mucho más interesante, pero nosotros tomamos como punto de partida el cuento original). Cuando éramos niñas tal vez hayamos escuchado la narración y hayamos crecido creyendo que el amor todo lo puede. Pasan los años, nos damos cuenta de que Myriam Hernández es una estafadora cuando canta de que la fuerza del amor lo es todo, la fuerza del amor es grande, y nos damos cuenta de que hay sapos que siempre lo van a ser, y tenemos que tentar suerte, besando uno y otro h