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Mostrando entradas de agosto, 2014

Ya fuiste

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El tiempo ya puso de su parte y tú también cumpliste con lo tuyo. Entonces parece que ya lo asumiste, lo superaste y ahora sigues con tu vida, y todo estaría muy bien si ese "parece" fuera una certeza. Cómo saber si efectivamente él ya fue. Aquí unas pistas Antes de esa desilusión, chasco, resbalón, ruptura cardíaca, fractura severa de pecho (y cráneo) o como prefieras llamarlo, tú te emocionabas al escuchar su solo nombre y hacías tu mayor esfuerzo para no sonrojarte cuando hablaban de él (conocido ahora como el tarado ese que alguna ve te gustó) frente a ti (porque era una ilusión secreta para darle un aire mas telenovelesco al asunto). Nombrarlo era imposible, te morías de la vergüenza y temías que tu tono de voz al mencionarlo delate ese cariño que crecía en ti. Pero ahora ya no. Hablas de él con toda la calma del mundo, aunque claro, los pocos comentarios dedicados a ese sujeto están desprovistos de estima, porque ya te diste cuenta que es un tal por cual, po

Yo me quedo

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De un tiempo a esta parte he desarrollado una peculiar debilidad por los zapatos. Esta costumbre de entrar a cuanta zapatería con descuento encuentro a mi paso, y salir con un par nuevo, ha reducido el espacio en mi closet. Por eso estoy siguiendo el consejo de una amiga que también tiene problemas de espacio, por cada par de zapatos que compro, deshecho uno. En cuestión de experiencias, también podemos reemplazar una por otra. ¿Con qué vale la pena quedarse? Podría quedarme con ese recuerdo de un corazón roto y mis ojos llenándose de lágrimas aquella noche en que se supone todo estaba calculado para que me regales al menos un beso más, pero todo cambió en cuestión de segundos. En ese momento corroboré algo que ya sabía, pero prefería no prestar atención para no malograr la bonita historia que escribía, el sapo no se iba a convertir en príncipe, en la vida real no funciona así (y en la película de Disney, La Princesa y el Sapo, tampoco). Pero a fin de cuentas nuestra hist

No pasa nada, pero pasa todo

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Es una mala costumbre de nosotras, las mujeres, decir no me pasa nada cuando nos pasa de todo. Nuestra cara nos delata y cuando nos preguntan nos empeñamos en decir que nada, esperando que alguien adivine lo que sucede. Ya sabemos que los hombres no son videntes, pero seguimos empecinadas en que algún día aprendan a leer nuestra mente, así como nosotras podemos leer la de ellos. No pasa nada, pero nos fastidia que él haya saludado tan euforicamente a esa amiguita que es más flaca, más sonriente, más simpática y más lacia que nosotras. No es que estemos celosas, porque total no nos pasa nada, pero nos preguntamos porque su cara cambió del gesto serio a una sonrisa digna de comercial de pasta dental apenas divisó a la fulanita esa, la misma que minutos después de abrazar a nuestro chico nos saludó con besito y todo sin perder la sonrisita coqueta.  Tras ese breve encuentro, él nota nuestra incomodidad y mientras nos dice "es mi amiga, no estarás celosa ¿no?", nosot

Amor reciclado

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Hoy en día todos somos ecológicos, amamos a los animales, protegemos el medio ambiente, compramos productos amigables con el ecosistema y reciclamos todo lo que se nos ponga delante. En cuanto a sentimientos, también podemos reciclar. La pregunta es ¿vale la pena? La norma es reducir, reusar, reciclar. Entonces nosotras bajo ese concepto decidimos reducir la lista de amores que no funcionaron, reutilizarlos bajo el rótulo de enamorado y reciclar ese amor que creímos muerto hace un tiempo atrás. O, tras un desliz emocional decidimos reutilizar a ese ex y aplicar la célebre teoría del clavito , en la cual quedó claro que para algo sirven los ex. Pongámonos en el caso de que queremos resucitar ese amor que habíamos dado por muerto, es más, lo enterramos el día que rompimos fotos y tiramos a la basura regalos, tarjetas, destrozamos peluches, o sea, le hicimos caso a aquella canción que dice que no quede huella, que no, que no. No dejamos ni rastro de ese bodrio sentimental por