Entradas

Mostrando entradas de julio, 2013

Eso es un beso

Imagen
Hay besos y besos. Besos de inicio, de saludo, de despedida, de reconciliación, robados, regalados, volados, apasionados, fugaces, intensos, eternos. ¿Qué condiciones hacen de un beso, "el beso"? Tratemos de resolverlo. Es una opinión, porque recuerden que de gustos, colores, y besos, no han escrito ni los autores, ni los besadores. Los besos en la boca son, para mi, una debilidad. Los besos bien dados, pueden ser inolvidables, y si tienes como coprotagonista a esa persona que te ronda la cabeza desde hace tiempo, o es totalmente inesperada, se convierte en el momento kodak que marca un antes y un después. Va más allá de juntar los labios y ya. Es un acto físico, si, pero entabla una conexión que lo supera, se crea la cercanía, la intimidad, la complicidad, la confianza, todo lo que implica una relación. Esto, dado el caso de que el beso selle el comienzo, pero como bien sabemos, no siempre funciona así. Hay besos que se dan por dar, porque si, porque a las dos p

Sex and the city... and me

Imagen
Lo admito. La serie Sexo en la ciudad es, para mi, la mejor de todas, o al menos la mejor de los últimos tiempos. Mas allá de marcar parámetros en producción y moda (¿qué mujer no sueña con los fabulosos zapatos que compra Carrie?), rompió un mito y dijo en voz alta eso que nadie se atreve a confesar: Señoras y señores las mujeres también hablamos de sexo. Sex and the city, la serie,  no tenía la mas mínima importancia para mi, hasta que vi un capítulo, por causalidad, y me enganché. La vi en desorden, por canal Cosmo (si, ese es mi lado calabaza) los primeros capítulos y en un canal local pude ver completa la última temporada. Confirmé lo que todo el mundo decía: Sarah Jessica Parker es un ícono de la moda, la serie es una oda al consumismo y muestra que los tiempos han cambiado, ahora las mujeres pueden hablar de sexo en un café y nadie tiene por qué escandalizarse. Bueno, al menos en Nueva York no. Después de terminada la serie, Perú hizo su versión y no funcionó. Era

Niña Mala

Imagen
Cuando un día, por casualidad, vio un capítulo de una telenovela llamada Rubí, pensó que Televisa por fin le había hecho justicia. Que las villanas merecían un papel protagónico, un argumento más pensado y no sólo guiones tontos para darle el toque imposible a la romántica historia de la dulce (y aburrida) heroína y el galán. Ella era la Niña Mala, y a mucha honra. Por lo general poco o nada le importaba lo que sucedía a su alrededor. Ella era el centro de su propio mundo, manejaba sus intereses y cambiaba argumentos para quedar bien ante todos. Así como el egoísmo era su religión, la hipocresía era su especialidad. Quien la veía la imaginaba dulce, inocente, tierna, ingenua. Nadie sospechaba que al cruzar el umbral de la puerta de su habitación, la máscara caía y frente al espejo se develaba de cuerpo entero. Nadie tiene bandera. Ella no es la excepción, Cuando un chico se le cruzaba y se le metía en la cabeza insistía hasta el final, jugaba todas sus cartas, armaba artimaña y

Platónicos de este planeta

Imagen
Los amores platónicos no siempre son imposibles. Son esos patitas que te sacan de cuadro, a lo que no les dices nada porque, ni hablar pues, son de realidades diferentes, o tu timidez te impide pronunciar palabra frente a él, o sería bonito, pero para telenovela de las cuatro de la tarde. Hablemos de esos amores platónicos, posibles, pero que no se dieron, porque como dice José José, lo que un día fue, no será.         Una vez hablé de mis amores platónicos de pantalla , pero nunca de esas ilusiones que caminaban cerca mío y me quitaban el sueño o, mejor dicho, se metían en ellos sin pedir permiso. Tal vez porque una característica de estas ilusiones tempranas es que son inconfesables, por lo menos el involucrado no se entera, o si, pero se hace el indiferente para no romper la pauta. Por el contrario, nuestras amigas son las que conocen al dedillo al sujeto en cuestión, como se llama, cuantos años tiene, que hace por la vida, color de ojos, de cabello, cuanto mide, cuant