El beso en el auto
Dicen que los sueños se hacen realidad, que la realidad supera la ficción, que la vida inspira las historias mas fantásticas. Pues bien, una vez se me cumplió el caprichito y se reprodujo en la vida real un pasaje que recreaba en mi mente una y otra vez pensando algún día. Ese día llegó. Y aunque la historia no se cerró, vale la pena recordar lo que pasó la noche del beso en el auto. Empecemos la historia desde el inicio (obvio). No recuerdo la fecha exacta. No recuerdo si era setiembre u octubre. Solo recuerdo que nos presentaron, en ese momento yo era productora de un informativo semanal y él, el nuevo abogado de la institución. Solo nos dijimos hola y ahí quedó todo. Cada tarde, a eso de las 4 corría a prepararme un té de canela, y no me daba cuenta que él, desde su escritorio, me miraba de reojo. Juro que para mi su presencia pasaba desapercibida, pero una noche todo cambió. Era un evento de nuestro centro de labores. Andábamos bastante arreglados. Yo estaba con mi