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Mostrando entradas de abril, 2012

¿Y si se lo digo?

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 Hace algunos años Renato Cisneros publicó en su blog varios post titulados " Cartas que no mandaré ". Ensayos de cartas a diferentes chicas, que no se atrevía a enviar, pero si a publicar en su diario virtual. Lo imito y ensayaré una carta, tal vez mas adelante otra. Para decirle al Eterno de manera indirecta algo que nunca confesaré cara a cara. Querido Eterno: desde hace días tengo ganas de recordarte, de saber de ti, de rescatar de mi memoria esos pasajes en los que tu y yo fuimos protagonistas. Fuiste mi primer amor, eso lo sabes muy bien, y creo que yo fui también la primera para ti. A lo mejor no estoy en lo cierto, pero me hago a la idea que si. Que fuí la primera chica en la que te fijaste, que por algun inexplicable motivo alguito te gustaba, alguito me quisiste, alguito pensabas en mi. Siempre he sido intuitiva y me daba cuenta de como me mirabas, y como me diforzaba cuando lo hacías. De la paciencia que me tenías cuando mi vena cotorra nacía frente a

A los 30

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El año pasado, cuando estaba ad portas de llegar a la base tres me repetía sin cansancio: una mujer se hace mas interesante a los 30. Con esa frase intentaba dejar mudos a quienes me decían que ya estaba "tía" y a quienes piensan que "se me esta yendo el tren". Pero es una verdad universal, 10 años más sólo me dan mas historias que contar y varias lecciones aprendidas de paporreta. Cumplir 30 años me obligaba a dar una pequeña mirada hacia atrás. Reconocer mis fracasos, mis manías, mis tristezas, esas malas rachas, pero también rescatar mis logros, mis alegrías, mis pequeñas victorias personales. Anotar esas moralejas que deja la vida y empezar un nuevo capítulo. Y en ese recordaris escapar de la temida crisis de los 30. Yo había padecido la crisis de los 25 y no quería repetir la escena. Obvio, ¿quién quiere deprimirse? Y encima una depre como la de los 25 en la que sentía que nada tenía sentido. No había logrado nada, no tenía nada. Ni familia (entiénda

El maravilloso sentido de la intuición

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Dicen que las mujeres tenemos un sexto sentido. Yo no se si lo tengo mas desarrollado por naturaleza, o algo de bruja poseo, pero mi intuición nunca se equivoca, y yo terca hago siempre lo contrario. O mas bien hacía, ya que un día aprendí la lección y juré que en adelante seguiría a ciegas mi intuición, aunque duela, mi sexto sentido nunca se ha equivocado (y espero que no empiece a fallar en momentos cruciales). Hace algunos meses andaba feliz, disfrutando las ventajas de pertenecer a la PEO (Población Economicamente Ociosa), descubriendo mi nuevo barrio (mi Pueblo Libre querido), pasándomela bien y olvidándome de cosas intrascendentes (no tengo chamba, pero mis ahorros me pueden ayudar a subsistir unos cuantos meses pensaba dejando de lado la angustia). Una noche me encontré con una amiga, salimos con su grupo de amigos y terminé en un huequito (suena mejor que antro, no?) del Centro de Lima. Estaba bailando, sintiéndome una total extraña en ese lugar (yo voy de Aura para

La felicidad jaja

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En el último post publicado renegué con todas esas cosas y actitudes que odio, aunque en realidad fue una lista bastante resumida. Pero así como hay cosas que detesto, hay cosas que amo y me hacen instanténeamente feliz. Se me escapará más de una, sin embargo el intento de hacer un conteo vale la pena. Amo el verano y los días de sol. El cielo celeste me pone optimista y de buen humor. En días de sol todo me parece bonito. Por eso los días de sol deberían permanecer todo el año. Amo el verano porque puedo ir a la playa, conversar con mis amigas mientras nos tostamos, tomar cremoladas y raspadillas, vestirme ligera pero de todos los colores imaginables. Amo el verano porque así soy yo. Me encanta pasar horas con mis hermanas. Hace mucho que no lo hacemos, pero me gusta ver televisión con ellas, o algún video, o fotos y matarnos de la risa criticando todo lo que se nos ocurre. Incluso ir de compras con ellas. Escuchar sus sugerencias y comprarles algo que no necesitan, pero