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Mostrando entradas de julio, 2019

Y no pasa nada

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Pasaron muchos años, tantos que ya había perdido la cuenta y hasta me había hecho a la idea de que nunca nos volveríamos a ver, y era mejor así. Sin embargo, cuando menos lo pensé pasó, nos volvimos a ver y eso sirvió para comprobar y decir muy orgullosa y con la frente en alto que ya no pasa nada. Hace tiempo dije que entre él y yo, el nosotros solo se conjugaba en tiempo pasado, que ya era asunto cerrado, enterrado y olvidado, y también que prefería no verlo. Cuando mencionaba eso, se me venía el carga montón, que si decía eso era porque no lo había superado, que aún me movía el piso, que seguía esperando que pasara algo entre nosotros y un largo etcétera, al que decidí prestar oídos sordos. El coincidir con él no me atormentaba. Veía sus fotos y no sentía ese aguijón que me hincaba con insistencia en medio del estómago cuando recién me enteré que otra lo alborotaba y lo encandilaba tanto o más que yo en un principio. Escuchaba sus guiños coquetos y si bien me sonrojaban

Me gustas

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La pinta es lo de menos. Esa es una frase que todos decimos alegremente, pero de la boca para afuera, siendo todos homo videns, confesamos que todo entra por los ojos y buscamos al chico churro, de sonrisa de revista, ojos bonitos, cara linda y cuerpo perfecto, dejando en segundo plano virtudes como empeño, inteligencia o sentido del humor. Yo siempre he puesto por delante eso, creyendo firmemente en que una buena pinta me durará con mucha suerte 20 años. Por eso mismo, hace mucho que no puedo decir que un chico, por su sola pinta, me gusta. Hasta hace un mes, aproximadamente. La historia es como sigue: Chica entra de curiosa, y con ganas de conocer gente a una aplicación del Facebook, el reino de la imagen. Un chico le confiesa abiertamente que le gusta, ella le envía un like, empiezan a conversar por Facebook, Whatsapp, teléfono, y deciden, a las pocas semanas, conocerse, en persona y a todo color. El chico era en efecto muy guapo, y Chica está embobada, y cae en cuenta que

Esa consecuencia llamada infidelidad

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Contrariamente a lo que más de una persona me ha dicho, yo opino que la infidelidad es una consecuencia. No es algo genético, ni una imposición cultural, ni la respuesta inconsciente a un impulso, mucho menos una causa. La infidelidad encuentra su respuesta y razón de ser en eso que no anda bien y por miedo, por descuido, o porque si, no nos atrevemos a mirar, mucho menos a enfrentar.  Por donde se le mire la infidelidad es la respuesta a una carencia de paciencia, de entusiasmo, de comprensión, de amor, o a un exceso de celos, de desconfianza, de machismo, de libertad. Como lo mencioné al inicio de este post, no aparece espontáneamente, sino que algo lo genera. El adulterio es un acto de deslealtad y una tremenda falta de respeto comparable, desde mi perspectiva, con una agresión emocional.  Dicen que ojos que no ven, corazón que no siente, pero la infidelidad se presiente, se huele, se percibe, además nunca debemos de perder de vista que nosotras tenemos a la infalible