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Mostrando entradas de julio, 2017

En mis sueños

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Dicen las malas lenguas que cuando una chica quiere hablar con un chico que le gusta y no encuentra una buena razón para hacerlo, usa la excusa de haber soñado con el muchacho en mención, una justificación tan usada que ya no se hace creíble. Yo no uso el haber soñado con alguien como excusa, pero si suelo comunicarme con esa persona que veo mientras duermo, porque con el subconsciente nunca se sabe. Cuando te veo en mis sueños me provoca llamarte, pero no lo hago. Una sola vez te envié un mensaje de texto y salté hasta el techo cuando me lo respondiste minutos después. Me puse eufórica, y más aún cuando te despediste con un te quiero mucho. No me avergüenza decirte que me pasé todo ese día pensando en ti. Seamos francos, pensé la semana entera en ti. Como soy bien creativa no paraba de producir y reproducir en mi cabeza escenas imposibles, demasiado almibaradas, con discursos de telenovela. Es que además de creativa, soy cursi. Cuando te veo en mis sueños te tengo en mi c

Eliminando patanes

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Unos meses atrás leí un artículo que me gusto mucho. Trataba de una mujer que se convencía a si misma, y de paso a todas las que leímos sus líneas, de que no era un imán de patanes y de que debía aprender de sus relaciones fallidas para no volver a enredarse con un bueno para nada, que solo le dejaría un sinsabor de boca y un corazón hecho puré. ¿Cómo decirle no a un patán? Para rechazar a un patán, primero debemos reconocerlo. La RAE señala que un patán es un hombre zafio y tosco, o sea un tipo carente de modales, educación, detalles y sutilezas. Así parecería fácil identificar a uno, sin embargo no es tan sencillo como parece, ya que no debemos perder de vista que cuando una relación se proyecta jugamos al baile de las máscaras, exaltando nuestras bondades e inventándonos cualidades que sabemos que no poseemos, pero con entrenamiento y por la magia del amor quién sabe, y escondiendo bajo la alfombra esos defectos que ni nosotros soportamos. El patán entra al juego, y lo

So kiss me

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Los besos que se dan sin pedir permiso, sin poses falsas, con espontaneidad y en el momento menos esperado, son buenos. Los que son regalados por esa persona que nos trae de vuelta y media, son mejores. Por eso los besos nos dejan mejor sabor que los agarres. ¿Hay diferencia entre un beso y un agarre? En el sentido estricto de la acción no, porque en ambos casos son dos personas que aproximan sus labios. Lo de la posición de las manos, el lugar, los sentimentalismos, la reacción posterior de ambos y demás agregados son eso, añadiduras que no afectan en nada al hecho en si. Pero, si englobamos la situación y nos ponemos sentimentales y pensantes, pues si hay diferencias. Un beso se le regala a esas personas que queremos y con la que tenemos una relación, es a veces una recompensa, a veces el fin de una pelea, a veces el preámbulo, a veces el inicio, a veces la despedida. Un agarre, en cambio, es un hipo juguetón, un impulso, algo que hacemos porque se nos dio la gana con un