Masoquismo
Si no todas, la mayoría de personas tenemos algo de masoquistas. Es un lado que está ahí, durmiendo y despierta cuando menos lo pensamos. Algunos lo ignoran, otros lo enfrentan sin imaginar lo enorme que es y los efectos monstruosos que puede ocasionar en nosotros, otros hasta parece que lo disfrutan y juegan con fuego una y otra vez. A veces nos gusta el dolor y nos volvemos masoquistas. Está más claro que el agua que a ese chico que te gusta tanto, que te parece tan inteligente, tan cómico, tan bien vestido y que huele muy rico, tú no le mueves un pelo de esa linda cabellera que te gusta tanto. Pero como eres terca, estás dale y dale con lo mismo de pasarle mensajitos puntualmente cada mañana, de inventarte cualquier excusa para saludarlo efusivamente, de invitarlo a salir. Cada vez es lo mismo, él responde cortante, o te promete llamarte y nunca lo hace, o presiona ignorar en su teléfono cada vez que aparece una señal de vida tuya. No está interesado, y eso lo sabes, pero