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Mostrando entradas de octubre, 2019

Voy a quererte con razón

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Cuando tenía unos 22 años, cansada de tanto patán inestable, me planté y dije, el amor, mientras más racional, mejor. Si siguen esta bitácora desde sus inicios, ya saben lo que pasó, entré a una no relación demasiado espontánea para mis gustos, con una persona más espontánea todavía, en la que hubo mucho de locura y nada de seso. Muchos años después, vuelvo a lo mismo y busco argumentos para afirmar que el amor debe ser racional. ¿Por qué querer con razón? Porque el corazón es loco, aventado, impetuoso y cuando alguien lo acelera, lo revolotea, lo inquieta, se agita sin pensar, sin pedir permiso, sin medida. Y eso es bonito, por supuesto que si. Lo que no es bonito es cuando este embobamiento no es recíproco, o es insano, y ese corazón que empezó a latir fuerte es abollado, maltratado, hecho puré. Si nos hubiésemos detenido un segundo para conocer un poco más a esa persona, para reconocer que nadie es tan perfecto, para hacerle caso a nuestra intuición que nunca se equivoca, h

Ahora

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Edna Mode, de Los Increíbles, decía que no pensaba en el pasado, porque la distraía del presente y no le faltaba razón. Pensar en el pasado no nos permite disfrutar el presente, y tratar de pronosticar el futuro, o angustiarnos por él también. ¿No es mejor vivir el ahora y al diablo lo demás? Todo lo malo pasa. Las malas rachas en algún momento se terminan. Los buenos momentos, las vacas gordas, la felicidad tampoco es eterna. Los instantes no se pueden encerrar, por más que a veces quisiéramos. Entonces, es mejor aprender y apechar si las cosas no funcionan como deberían de ser, o disfrutar al máximo si todo va bien. Vivir el ahora, y al diablo lo demás. Las máquinas del tiempo no existen, ni existirán, y gracias a Dios que es así, porque hay gente buena en el mundo, pero también algunos desquiciados extremistas que quieren imponerse a cualquier precio. Pensar en el mejor hubiera eternamente, nos lleva a la amargura, a la desazón y a la decepción permanente. El arrepent