El refugio
El pequeño placer culposo de ella era disfrutar una y otra vez de películas entre aburridas y malas. Una vez más había quedado hipnotizada con una cinta que habían calificado de terapéutica y prestó atención a un diálogo del que no se percató antes, cuando el protagonista quiere terminar con su amante y ella le dice no, este es nuestro refugio. Eso era justo lo que ella creaba cuando estaba con él, un paréntesis, una ruta de escape, un refugio. Cuando ella llegaba a verlo no había más para ninguno de los dos. Ni pasado, ni presente, ni pasajes tristes, ni angustias, ni preocupaciones. Cuando estaban juntos se daban licencias para olvidarse de todo y grabar cada instante, cada risa, cada guiño coqueto, cada historia contada, cada sensación compartida. Se apartaban de todo lo que pasaba y disfrutaban de su compañía, su amistad, su discreción, su complicidad. Había empatía, eso lo habían descubierto hacía mucho tiempo. En un arranque de honestidad brutal, él le confesó a ella todo sobre s